Antes de comenzar || Caitlyn

Aquel iba a ser su sexto curso, otro año más llegaba la fecha de entrar en Hogwarts. Era, en gran parte, un alivio para él. Su vida fuera de la escuela se complicaba demasiado últimamente, siempre lo había hecho, pero la emancipación era complicada y compleja para un chico licántropo de tan solo quince años (a punto de los 16, pero aún sin tenerlos).
Aquel día había ido al callejón Diagón por lo mismo que cualquier estudiante haría, tenía que comprar las últimas cosas, ya tenía la lista de materiales necesarios así que, con el dinero en el bolsillo simplemente llegó a la taberna gracias a una chimenea. Iba vestido como un día cualquiera, vaqueros y una capa larga, una camiseta fina pues aún, a finales de agosto, el calor era un poco pegajoso.

Caminó por un largo rato, compró las plumas, el uniforme para ese año (había crecido demasiado durante ese año y le quedaba todo pequeño) y por supuesto también el resto de materiales. Llevaba el caldero lleno y aún le sobraba bastante dinero. Su madre se había excedido, últimamente parecía de muy buen humor y eso le soltaba el bolsillo.

La gran pregunta venía ahora ¿que hacer cuando te sobra el dinero y lo último que quieres es ir a casa? Entró al Caldero Chorreante y lo primero que hizo fue rentar una habitación. Aquella noche no tenía ganas de ver a su tía, y tampoco de ver a su madre. Lo más fácil era, pues, invertir parte del stock en un rato tranquilo a solas en una habitación bien ordenada y con olor a antinatural (esos ambientadores de hostales nunca le habían gustado demasiado, pero era mejor que el olor a felicidad de su casa, puaj). Después de ir a aquella habitación y dejar sus compras bajó las escaleras para llegar al pequeño pub que unía el Callejón con el mundo Muggle, ahí servían buena cerveza según tenía entendido, pero aún era menor, así que sin dudarlo se pidió una de mantequilla y se quedó en la barra, esperando ver o encontrar algo interesante a su alrededor.

Nils estaba un tanto abstraído, buscaba en su mente por algo para hacer, algo con lo que distraerse. Tenía que hacer tiempo antes de acostarse, al fin y al cabo aún era demasiado temprano y para variar, tenía dinero que gastar en cualquier tontería. Podía ir a cualquier parte, aquella idea le iluminó ligeramente el rostro y dio un trago a su cerveza de mantequilla, algo más calmado que un rato antes. Realmente era un ben cambio.

Se sobresaltó un poco con el tacto desprevenido de la chica, notando como se le erizaba la piel por aquel susurro en su oído, no era desagradable pero a nadie podía gustarle algo así, le traía recuerdos y no todos ellos eran buenos.

-¡Cait, me has asustado maldita! - dijo aquello tratando de evitar reirse, pero no pudo, la tranquilidad de verla y saber que era ella lo ponía de un humor excelente. Se humedeció ligeramente los labios y se medio giró para mirarla a la cara. Aquella pelirroja era la chica que siempre le alegraba el día. Una de esas poquísimas amistades muy cercanas y duraderas que tenía - los veranos son muy cortos para poder hacer todo lo que nos gustaría ¿no crees? - dijo respondiendo a su amiga y acercó un taburete para que se sentara cerca de él - estuve a punto de ir a buscarte hace ya unas semanas, pero mi tío me rapto y llevó a Lisboa, no veas el calor que hace allí en estas fechas...

Dijo aquello quejica y un poco gruñón, pero aún sonriéndole, cuando estaba con alguien como ella no se le hacía difícil sacar esa sonrisa.

-Pero bueno, pide algo y cuéntame que tal tus vacaciones, hoy invito yo - le guiñó un ojo e hizo un gesto para llamar la atención del chico que estaba tras la barra,sin darse cuenta de que ella ya había pedido antes. Había estado tan inmerso en sus pensamientos que no la oyó ni vio al otro lado de la barra.

Aquel sobresalto que había dado el pelirrojo me hizo esbozar una media sonrisa, era la reacción que esperaba, retiré por completo las manos de su rostro y al contrario de alejarme me acerque y deposite un breve beso en su mejilla. –Esa era la idea. –Dije mientras comenzaba a alejarme de su  rostro. –Bueno  sorprenderte. –Agregué alzando ambas cejas.

En cuanto Nils me acerco el taburete, hice un gesto agradeciendo y acepte con mucho agrado sentarme al lado de él, después de todo sabia que esta no sería una de esas visitas pasajeras. –Si es verdad, el tiempo pasa muy rápido. –Admití, fue casi un abrir de ojos con la velocidad en que las vacaciones ya habían llegado a su fin, pero me encontraba entusiasmada por volver a hogwarts, a pesar de todo, allá sentía mayor libertad, no tenía mi padre repitiéndome cosas que me acababan dejando con un muy mal ánimo.
-Ante ser raptado no hay mucha solución. –Me alce de hombros, puesto a que no tenía nada que discutir sobre ello, su voz sonaba en disgusto con lo que decía, pero su sonrisa,  no se desvanecía con nada. –Para las siguientes vacaciones, no te perdonare si no vas a visitarme. –Dije intentando fingir seriedad mientras dirigía mi mirada al chico, pero no podía, la sonrisa siempre volvía a mi rostro.

No hizo falta que respondiera nada, cuando ya era traído mi refresco, mire el refresco y reí, el chico estaba más despistado de lo que lo conocía,  estaba asombrada,  no me negaría ante su invitación, después de todo si hubiese pasado antes por mi mente yo hubiese hecho lo mismo. –La verdad es que tuviste suerte de salir, yo solo fui a casa de mis abuelos unos días, el resto ya sabes donde estuve. –Era sincera, tampoco había sido entretenida la visita, ya que mi hermano andaba de viaje junto a mi abuelo, y Benj se lo pasaba fuera de casa, no tenía más opción que esperar hasta volver a Londres. Di un sorbo a mi bebida. – ¿Te trajiste algún recuerdo de Lisboa? –Pregunte con curiosidad, volviendo nuevamente mi mirada hacia él, mientras jugaba con mi dedo índice en el borde del vaso.  

El hacía sacar mis dotes de curiosidad totalmente a flote,  y no era algo que simplemente se podía evitar.

-Perdona, ando abstraído, pero ya invitaré al próximo, supongo - dijo sonriendo al ver como ella le señalaba el refresco, realmente andaba con la cabeza en otra parte, se alegraba de verla, más que a cualquier otra persona en ese momento, pues de algún modo había pasado todas las vacaciones alejado de sus compañeros y no le haría ascos a un poco de tranquilidad de la buena -en las próximas vacaciones habré adquirido mi licencia de aparición y me pasaré todo el verano contigo, pelirroja sexy - dijo guiñándole un ojo y tratando de sonar lo más serio posible, realmente estaba bromeando, pero no podía decir que le desagradara la idea de no tener que pasar largas temporadas con Liahna o con Liam,

Dio un corto trago a aquella bebida tan poco amarga. Echaba en falta la cerveza, ya contaba los días que quedaban para su 17 cumpleaños, agradecía cumplirlos durante el sexto curso, realmente era una ventaja para él.

-De Lisboa me traje un tremendo dolor de hombros. Me dormí al sol y me quemé toda la piel visible, por suerte llevaba la camiseta y solo fue hombros y nuca, si no me habría cagado en todos los peninsulares - dijo aquello con el ceño fruncido, recordándolo. Su tío se había ido a hacer alguna cosa de las que solo él sabía y lo había dejado en la piscina del hotel, dormido. Si hubiera tenido la puta decencia de despertarlo... -aunque eso no es todo - abrió la cartera y rebuscó por aquellas monedas muggles que consiguió, euros, se llamaban, se había dedicado a preguntar por ellos a todo el mundo que vio y descubrió cosas curiosas - esto para ti, aquí no tiene mucho valor, es una moneda muggle, la que usan en Europa, supongo que la conoces, esta justo tiene simbología de Portugal.

Le pasó la moneda para que la viera si quería y se quedó tratando de hacer memoria.

-Según me ha comentado mi tío 7 monedas de esas equivale más o menos a un galeón. Tienen un valor muy bajo, pero si te la quedas podrás invitarme a una cerveza el día que nos escapemos a Londres o algo así.

Sonreía, se guardó la cartera y siguió con su bebida. Nils, sabido era por todos, podía ser muy mal amigo, despegado y poco atento, pero cuando apreciaba a alguien tenía siempre ese tipo de pequeño detalle, apreciaba a sus amigos, aunque no supiera como demostrarlo.

-Y bueno... es una pena que tu verano haya pasado tan aburrido, podrías haberme avisado, habría ido a rescatarte de la rutina.

Cuando el chico se disculpo por andar  distraído negué con la cabeza, en señal de que no debía disculparse, con una  amplia sonrisa en el rostro, había días en que andaba igual y aun que quisiera estar más atenta, pero sabía que en esos momentos era algo que escapaba de mi control.   Tome un sorbo de mi vaso, y reí antes de que pudiese dejarlo sobre la barra, sabía que no lo decía enserio.  –Bueno, por mi está bien, pero debes llevarme a algún lugar bien lindo… -Alce mis cejas,  en un gesto puramente bromista, a pesar de que me gustaba la idea de ir a un lugar lejos, al menos si era con él sabía que el aburrimiento, no sería parte del vocabulario.

La causa común de que no podía hacer mucho era mi edad, pero más que eso el estúpido de mi padre y su forma de pensar tan  cerrada, como detestaba eso, era el único impedimento entre lo que mi mente planeaba y llevarlo a cabo. Comencé a enojarme con solo pensarlo, pero el comentario acerca de Lisboa, sacudí mi cabeza, ya no amargaría el resto de mi día pensando en eso,  ya me había  bastado con los días anteriores. –Malísima suerte la que tienes. –Fui sincera,  la verdad es que sonaba doloroso y no comprendía cómo había dejado pasar eso, sabiendo cómo era el sol,  y bueno con lo precavido que él era. –uhm?  -Musite dando un sorbo a la bebida,  mire ansiosa por lo que aun faltaba, ¿Qué sería? –La verdad es que poco. –Dije sorprendida, al ver que me las estaba dando, sabía lo curiosa que era y apreciaba el gesto.  Le escuche con atención, me manejaba en Londres, pero nunca en la vida pasaría por mi mente Lisboa, sabía del lugar pero no lo conocía.  –Gracias –Sonreí  y  la guarde de inmediato, era un recuerdo y con eso bastaba, apreciaba el detalle que había hecho,  lo abracé de inmediato, casi por reflejo, de verdad el pelirrojo sabía como encantarme, me confundía eso de el, pero no era algo que yo misma pudiese explicar, sin más me aleje de el y volví a mi lugar.

Suspire resignada, la verdad es que sonaba tan deprimente como sonaba. –Bueno, no todo es color de rosa. –Dije alzándome de hombros. –Lo hubiese hecho, pero imagine que tenías cosas que hacer… -Agregué casi tan rápido, la verdad es que no quería interrumpir sus vacaciones. Humedecí mis labios un poco, y luego  volví a mostrar una sonrisa leve. – Y bien, ¿estás listo para volver? –Pregunté curiosa como de costumbre, la verdad es que yo estaba un poco ansiosa por la  vuelta y quizás se debía a lo mismo.

Aquel sabor dulce y suave llenó su boca por completo, paladeó un par de veces, tratando de hacer que todo aquello fuera más real, pero después del verano que había pasado costaba un poco adaptarse a la vida normal. A su alrededor había ruido, gente hablando y riendo, Cait estaba mencionando lo aburrido que fue todo y que no siempre es perfecto, estaba claro, él no dudaría de aquello ni por un momento, y en realidad tampoco tenía dudas de porque no había contactado con él ¿se podía ser peor amigo que siendo él mismo? Lo dudaba, era raro que atendiera a alguien si su llamado interrumpía algo que él estuviera haciendo, pero, de algún modo con Caitlyn solía ser distinto, un poco más discreto con sobre el tema de su asquerosa personalidad, ella le caía bien a un grado distinto, si le hubiera llamado, habría acudido.

-Estuve muy ocupado tomando el sol, seguro que si me habría quedado en el hotel mirando las horas pasar mejor que ir a visitarte, estás en lo cierto - contestó ligeramente irónico, ella ya debía saber que no la trataba como al resto, pero también era cierto que tampoco le demostraba afecto de manera totalmente intensa o así, había aceptado su abrazo hacía un momento y se lo había devuelto, pero normalmente esas muestras de afecto salían de ella, no de él - no seas tonta, cuando quieras que aparezca por tu casa solo avísame, no puedo caerle mal a tu padre, tengo notas excelentes y una bonita historia familiar sobre mis hombros - puso los ojos en blanco por un segundo, dejando en claro lo que pensaba de esas idioteces, pero no hacía falta decirlas en voz alta,  los Prewett (sus abuelos) habían renegado de su madre por andar con un tipo cualquiera y darse a la mala vida, los Collinson, su actual familia paterna, no tenían nada que ver con él pues solo era su padrastro, pero le habían dado su apellido para que no tuviera que cargar con el de su padre que era un mal tipo. Ese tipo de cosas eran buenas para él y para situaciones como esas, seguro que el señor Dankworth, con lo exigente que era, no la dejaría ir por ahí con un hijo de su padre, por más que él fuera responsable y demás.

-En realidad me muero de ganas de entrar ¿sabes? Quizás el año que viene ya no sea más hijo único, mi casa está que da asco de tanto amor que hay en el aire - sonrió de manera amarga, porque ni creía en el amor ni veía recomendable que Liahna aún creyera en ello, pero bueno, era una mujer mayorcita como para saber que se traía entre manos - será un placer volver a Hogwarts, a pelear por tonterías y volver a ocupar el tiempo de manera sana.

Dejó su jarra en la mesa con un movimiento poco suave y se giró a mirar si había alguien más conocido por el bar, llegando a la conclusión de que no, miró a la pelirroja y volvió a dejar pasar cualquier pensamiento desagradable para sonreirle.

-Voy a compensar esta tarde todo el verano ¿si? Podríamos divertirnos... en algún lugar de fuera. Para celebrar el fin del aburrimiento - el gesto de su cabeza indicó que “fuera” era por la parte muggle, aquella puerta que unía el bar a una zona comercial de Londres.

A pesar de todo,  y de lo deprimente y decepcionante que sonaban mis vacaciones, la verdad es que seguía mostrando una sonrisa en el rostro, al menos habían pasado tan rápido, y ya prácticamente no quedaba nada. La verdad es que no era de esas personas a  las que le gustaba someter a los demás a que pasaran por lo mismo que ella, por eso simplemente no lo había llamado, no quería molestarlo, eran  vacaciones, y debía estarlas disfrutando como tal. Aquel pequeño toque de ironía que escapaba junto a aquella  frase me hizo sonreír. –Está bien ya entendí… -Dije casi arrepintiéndome de no haberlo llamado. -Además no soy buena adivinando. –Asumí con muchísima sinceridad, me alce de hombros, ya no había vuelta atrás, y finalmente estaba junto a él. Estaba tan acostumbrada a como era, que si el cambiase esa forma de ser tan especial no sería lo mismo.

Lo miré con los ojos entrecerrados, y reí casi sarcásticamente. –No empieces,  además sabes que poco me importa lo que diga mi padre. –Sabía que los pensamientos de mi padre eran lo suficiente como para odiarlo desde la primera vez que lo conocías, no comprendía como mi madre podía estar enamorada de un hombre tan terrible como era ese hombre. Los comentarios que había hecho de el al pelirrojo le bastaban como para hacerse una idea de él, por suerte, no lo conocía. –Además mi madre te adora sin siquiera conocerte. –Dije con mucha certeza de ello, la verdad es que le había hablado de lo buen amigo que era Nils y le basto para adorarlo.  Alce ambas cejas,  mientras jugaba con mi collar, un obsequio de ella, la verdad es que para mí la opinión de ella valía muchísimo más que la de mi padre.

Su sonrisa era distinta, y pude notarlo sin un mayor esfuerzo. –Qué lindo supongo –Dije dudosa,  la verdad es que no me atrevía a  hacer mucho comentario acerca de ello.  Suspire y volví a dar un sorbo a  la bebida, era casi por costumbre.  –Vamos, no todo es tan malo. –Dije intentando animarle,  sabía lo mal que sonaba, pero debía intentarlo.  Me mostré pensativa ante aquella oferta que me hacía, lo mire y  sonreí. –Suena interesante. –No tenía mucho que hacer y  estaba en total libertad, aun no quería pensar en volver a casa.  –Vamos entonces, de todos modos no puedo decirte que no o ¿sí? –Me alce de hombros y dí un sorbo al vaso, que ya casi estaba  vacío, esperando a cuando este se pusiera en marcha para irnos.

No le sentó para nada mal saber que a la madre de su amiga le agradaba, casi siempre era una mala influencia de cara a los padres, que lo conocían en esos días en los que no podía volver a su casa o en los que acababa de pelearse con su tío e iba a casa ajena buscando un lugar donde pasar la noche. Por suerte, y por que respetaba la amistad que tenía con Cait demasiado, nunca había acudido a su casa, prefería usar a personas menos importantes para ello, había que dar menos explicaciones y  podía, en casi todos los casos, robar cervezas de la nevera sin tener cargo de conciencia.

-No supongas que es lindo, es un horror - dijo rápido y dejó fuera de la conversación a su madre y sus ganas de engendra nueva vida. Al menos con algo de suerte se volvería un poco menos protectora, con algo de mala suerte a él le tocaría cuidar de un mini licano los próximos años porque ella estaría desesperada tras descubrir que su marido actual era otro gilipollas, como todos, como él mismo sería de estar obligado a tener una relación exclusiva para siempre.

Se puso en pie, porque era mejor mantener su mente ocupada y porque realmente ella tenía razón, un “no” era algo inútil en ese momento de cara a él, harían aquello quisiera la pelirroja o no, sobre todo, porque Nils sabia que sí quería.

-Dime ¿has ido alguna vez a un centro comercial? - le preguntó animado, la tomó de la mano y le hizo un gesto al camarero, había estado hablando con él un rato antes, simplemente se estaba despidiendo - tengo que comprarme un par de pantalones y me gusta el estilo de una tienda que hay muy cerca de aquí, pensaba ir mañana, pero si quieres mejor voy ahora y ves las tiendas que ahí allí. Algunas molan mucho, y podemos abastecernos de chucherías muggles para el curso entero. Son más baratas y te ahorras la sorpresa de encontrar sabores desagradables entre las grajeas.

Hablaba un poco rápido, quizás más entusiasmado de la cuenta, se paró en la puerta y frunció el ceño, quitándose la capa pues destacaría demasiado entre los muggles, la colgó del perchero y suspiró.

-Si vemos que hace frío nos compramos una chaqueta cada uno. Hoy invita mi madre.

Me alce de hombros, quizás debía darle la razón, después de todo el conocía a su familia mejor que yo,  sin embargo no dije nada más al respecto por que no quería que se acabara enfadando por seguir el hilo de aquel tema.  En realidad era mejor así, no quería continuar pensando en mi padre y su mal carácter, ya me tenía lo suficiente harta y estaba feliz de no estar cerca de el en este minuto.  

En ese minuto recordé que andaba con dinero de sobra de las compras de hoy, por lo que más me anime ante lo que me proponía.  – Pocas veces –Hice saber y de pronto alce las cejas, ante lo animado que lucía, había acompañado algunas veces a mi hermano, a él  le fascinaban los artefactos muggles y mi madre lo obligaba a llevarme, aun que ciertamente yo me la pasaba en las tiendas de ropa, pero nunca daba el tiempo como para ver muchas cosas para mi.  Aun así habían sido solo algunas ocasiones, no tantas como se pudiesen  imaginar. Estaba tan acostumbrada al mundo mágico, y ciertamente con la tienda de mi madre, no disponíamos de mucho tiempo en el que podíamos visitar lugares, viajar y ese tipo de cosas, bastante aburrido a decir verdad.

Sentí como me tomo de la mano y me comenzó a llevar,  y solo me digne a seguir sus pasos.  Conocía algunos pasadizos, pero la verdad es que seguramente el conocía este mejor que yo, y no me atrevería a separarme de su lado y perderme, las multitudes tampoco eran algo que me agradara totalmente.

–Ciertamente, conoces más que yo… –Dije dando una sonrisa amplia, dejándole guiarme hasta allí. –Bueno a partir de hoy serás mi guía. –Le mire con entusiasmo, y solo deje mi  capa junto a la suya. Su entusiasmo y lo rápido que hablaba solo lograba hacerme reír, la verdad es que era distinto a otras veces, en ese minuto recordé  que no sabía donde había dejado mi capa, no me recordaba haber entrado con ella, pero eso ya no importaba.
-Ya que iremos allí supongo que aprovechare de ver  algo para mí –Afirme con mucha tranquilidad, pero aun tenía dinero de sobra y podía comprar algunas cosas que luego me podrían hacer falta. –Si me pierdo juro matarte. –Dije frunciendo el ceño en  broma,  aun que tenía un poco de cierto me ponía nerviosa pensar en el hecho de perderme.

Nils, por un momento se preguntó si Cait era consciente de que fuera, en Londres, los galeones que ella tendría en la cartera le servirían de poco. Él llevaba algo de dinero muggle por lo que ya le había comentado, porque al día siguiente tenía planeado salir y ya había realizado el cambio en el banco, pero si ella no solía salir al exterior no tendría porque tener Libras en su haber. Pero evitó decir nada, el ir al banco no era una opción para él, menos aún si tenía que guiar a su mejor amiga por la ciudad a escondida de su familia, si no les veían haciendo transacciones mejor.

Mientras pensaba en ello salieron a la zona muggle, con tan solo atravesar una pequeña puerta del lateral, era discreta y desde la zona muggle tan solo la verían aquellos que poseían sangre en sus venas, era una de esas entradas escondidas que había repartidas por todo el mundo.

-Te prometo que no te vas a perder, aunque no conozcas la zona no nos alejaremos demasiado, y pienso llevarte bien agarrada a todas partes - le sonrió y apretó un poquito la mano, para que notara que el agarre iba en serio -tu confía en mi, que como dices, por hoy seré tu guía.

Sin soltarle ni por un segundos comenzó a caminar metiéndose entre la gente que había por allí, no tardó mucho en parar frente a una tienda llena de aparatos electrónicos, mirando en el escaparate un nuevo modelo de reproductor de música, le gustaban aquellos aparatos pero en Hogwarts no servirían, así que era estúpido pensar en comprarse uno.

-Me gusta la situación de las tres escobas porque está en plena zona comercial, el trasporte público es una mierda, te lo digo en serio - comentó tal cual y señaló hacía la vía que quedaba más cerca de ellos, bastante transitada y en la que se podían ver varios autobuses de dos plantas, parados en un semáforo - mira, ahí puedes entrar a mirar lo que quieras, nunca he salido de compras con chicas por esta zona, pero...aparentemente sirve - señaló una tienda cuyo escaparate estaba lleno de vestidos y faldas ligeras. Todo muy veraniego, aún cuando estaba a punto de finalizar ya esa estación -yo voy a fumarme un cigarrillo, si no te importa - siguió hablando mientras lo sacaba de la caja, ahora sí, soltando su mano - podemos ver las tiendas por fuera mientras tanto y después elijes a cual prefieres entrar. Por aquí hay alguna muy curiosa también de complementos, me hicieron entrar una vez y hay cosas... pues eso, curiosas... - dijo aquello refiriéndose a una tienda llamada Claire que estaba al otro lado de la calle, solo tendrían que cruzar.

Fue bastante  rápido como paso todo y ya nos encontrábamos en la zona muggle, estaba ansiosa ciertamente, pero no era de esas personas que desataban en euforia solo con eso, recordaba la primera vez en que había venido, no había sido exactamente esta salida, pero era casi tal cual como si todas fuesen iguales.  Me había encantado este lugar, pero pese a que las oportunidades de poder visitarlo no eran muchas, no era algo que  fuese habitual para mí, las calles me causaban  cierta intriga, no sabía a qué me enfrentaba, era exactamente lo mismo que había pensado.

Continuaba sosteniendo su mano, sentía algo de inseguridad al saber que no eran calles conocidas al revés y al derecho. Nils debió notar eso con mucha facilidad, di un suspiro breve, pero aliviado al escuchar lo que decía, no quería preocuparme por cosas como esas en ese minuto, y la seguridad con la que afirmaba mi mano,  me hizo sonrojarme un poco, y a su  vez tranquilizarme, debía disfrutar de esta salida. –Está bien, confío en ti – Realmente lo hacía, si no, no hubiese aceptado la invitación por más que me hubiese insistido, pero el pelirrojo era como mi mejor amigo, y se había  ganado mi confianza  totalmente.
Poco a poco nos abríamos paso entre la multitud, caminando con muchísima tranquilidad, mirando desde  fuera de las tiendas los artefactos que lucían en las vitrinas, cosas que  en el mundo mágico no se veían, lo tradicionalista era lo que allá predominaba. –Ya veo, debió ser una real desgracia – Dije observando, la gente parecía agolparse a aquellos autobuses, la verdad es que las demás personas parecían realmente desesperadas caminando por el lugar.

Gente entraba y salía constantemente de la tienda que rodeaban el lugar por el que transitábamos,  miraba las  vitrinas, buscando algo que llamase mi atención, pero ciertamente era algo dificultoso hacerlo con calma. El señalo una que ahora se encontraba en frente lucía lindos vestidos  veraniegos, y variedades de ropa inimaginable. –Tranquilo lo entiendo –Era comprensiva, sabía lo extraño que era salir de compras con un hombre  por ropa de mujer, siempre era un caos. –No claro que no, adelante  – Agregué sin más, sabía que el fumaba, y la verdad es que no me importaba, había mucho en nuestro entorno. Continúe caminando junto él, tras soltar su mano  mientras veía las  vitrinas, una en especial por el valor de un vestido bastante lindo. Por suerte hace un tiempo mi madre me había dado una cantidad de monedas muggles, que según ella alcanzaría para comprarme algo,  las guarde  y por suerte siempre las traía en mi billetera.  

Continuaba mirando, pero sin olvidar la tienda que tenía aquel vestido, para recordarla luego. -¿Curiosas? –Pregunte mientras dirigía mi mirada hacia él, me intrigo a qué tipo de  cosas se refería pero de seguro cuando fuésemos  a mirar quitaría esa duda. –Bueno de todos modos, yo solo me dejare guiar –Dije riendo y bromeando con ello, mientras continuábamos nuestra caminata.  Tenía presente que había decidido acompañarlo a comprar,  y no quería que por causa de no conocer mucho el lugar, el olvidara sus compras.

Saber que ella confiaba en él le daba algún tipo de sustento moral, como si fuera raro que alguien le dijera algo así, aunque en realidad no era tan así, en la escuela él era un chico respetable y confiable, pero claro, sus amigos sabían como era, un tanto despegado y poco preocupado por los demás. Normalmente no solían confiar en él por eso, cualquiera que fuera la situación, si tenía que elegir entre cuidar a un amigo y cuidarse a si mismo, probablemente el amigo terminaría mal. Caitlyn, de algún modo, era distinta, era una BUENA amiga, así en mayúscula, y le preocupaba en serio.

Él iba contándole y comentándole cosas, estaba muy adaptado al mundo muggle porque sus padres habían vivido en él por muchos años, aún cuando ambos eran magos en realidad. Resultaba confuso para algunos de sus compañeros pero para él era comprensible, pues aquel hombre que le había dado la vida era un parásito para cualquier sociedad y el mundo muggle era mucho más barato y fácil que el mago, donde la “clase social” parecía ser más importante.
Se prendió el cigarro y comenzó a fumar, notando como la primera calada relajaba en cierto modo su cuerpo. No era tan adicto como podría, pero no negaba que un día entero sin un solo cigarrillo lo terminaba por volver loco del todo.

-Y yo te guiaré hasta ella, son cosas que seguro te gustan, yo le compré un regalo a mi madre, creo que fue... un gorro de lana con orejas de perro, parecían de lobo así que, bueno, por hacer una broma, ya sabes - sonrió al recordar como le había dado aquello y una nota, apenas tenía trece años cuando lo hizo y fue su tío quien lo llevó allí. No tenía ni idea de porque él conocía ese tipo de tiendas, pero bueno, Liam conocía todo Londres, según él decía, así que no era de extrañar - había como decenas de pendientes y bisutería en general, ahí creo que te compré tu regalo de cumpleaños del año pasado también, pero ya no me acuerdo - trató de hacer memoria pero en realidad no había sido el “regalo del siglo” simplemente una mochila con un estampado que pensó que le gustaría, por supuesto le dio un toque mágico al llevarla a una tienda especializada en encantar cosas para que los bolsillos fueran más grandes de lo que parecían y la varita le entrara bien en ella, pues obviamente los muggles no usaban compartimento para varitas.

Paró, junto a ella, en uno de los semáforos para cruzar la calle, le dio otra calada al pitillo y dejó que el humo saliera de su boca despacio, entretenido con ello, pensando o más bien, tratando de recordar donde quedaba exactamente la tienda que él buscaba.

-Vamos a entrar primero a esa tienda, a la que yo quiero ir queda al girar la esquina un poco más adelante - comentó aquello y el semáforo se puso en verde para los peatones, así que le indicó que caminara, y justo frente a ellos apareció aquella tienda con el letrero “Claire's” en morado y bastante llamativo. Apagó el cigarro en la puerta pero no lo tiró al suelo, pues sabía que se llevaría más de una mala mirada, le hizo un gesto para invitarla a entrar y fue tras ella.


OFF ROL: si no conoces la marca, Claire's es una tienda de accesorios inglesa muy famosa por casi toda Europa, tienen cosas muy monas y raras, que puedes cotillear aquí si te apetece. (?) fin del espacio publicitario -okno-

Escuchaba con atención a Nils, parecía tan entusiasmado contando todo lo que sabía acerca de los muggles y sus cosas tan peculiares, el pelirrojo sabían tanto que muchas veces me sentía avergonzada de no ser como él, me hubiese encantado haber aprendido lo que sabía conociendo y viviéndolo, pero volvíamos al mismo y repetido problema de mi padre. Pero sin importar ello continuaba sonriendo, no podía evitarlo. Continuábamos caminando, yo por mi parte simplemente le seguía, después de todo era más que obvio que el sabía perfectamente por dónde íbamos. –Esperemos que si, si no me sentiré decepcionada –Bromeaba, la verdad es que me encantaban algunas cosas como esas. –Que broma, debió molestarle ¿No? –Reí brevemente, la verdad es que suponía aquello,  no sabía en realidad como era su madre ante ese tipo de cosas, el nunca hablaba mucho de ella.

Cuando me recordó aquel regalo de cumpleaños mis ojos se iluminaron, ¿Cómo no recordarlo? –Sí la mochila, no sabes cuánto me encanto –Asumí con mucha sinceridad, como no hacerlo, si había sido el mejor regalo de todos,  aun la tenía y la cuidaba, la verdad es que había apreciado mucho que recordara mi cumpleaños, por lo que  me pillo por sorpresa y a su vez me encanto. Nos detuvimos  frente a la señal que nos indicaba detenernos, en frente se veía el nombre de la tienda en grandes letras.  –Está bien, yo te sigo –Dije alzando mis hombros, después de todo estábamos aquí porque el necesitaba algunas cosas, en cuanto el apago el cigarrillo, yo volví a aferrarme de su brazo para entrar en la tienda.

Una vez dentro de esta pude notar las grandes cantidades de cosas y variadas que allí había, era más de lo que podía uno imaginar, desde lo más ridículo, hasta cosas comunes. –Cumpliste con las expectativas que habías hecho  -Imitaba un rostro de seriedad, pero la risa escapo como de costumbre, una estantería llena de gorros había allí, parecidos a los de la broma que había jugado pero de diferentes animales, tomé uno de un panda  y sin pensarlo me solté de su brazo para ponerlo sobre mi cabeza, lo mire evitando reír. –Y bien ¿Qué tal me veo con orejas de panda? –Pregunte mientras imitaba un rostro de ternura mientras le miraba, esperando una  respuesta, pero  la verdad es que solo lo hacía por bromear y luego me lo quite para volverlo a poner donde estaba.

Continuaba mirando las estanterías a mí alrededor, eran muchas, y había más de lo que una persona pudiese imaginar.  –Siempre sabes sorprenderme. –Dije sin pensar era cierto, siempre lo hacía, y nunca me había llevado una mala impresión de algo, sin más sonreí y luego continúe mirando por el lugar.


OFF: Si, sabía de la tienda, pero de todos modos gracias por el espacio publicitario (?); Otra cosa, di por hecho que Caitlyn sabe que es Licano pero lo pregunto igual ¿Lo sabe?

-No creas, ella siempre dice que es demasiado vieja como para andar escondiendo su naturaleza - comentó divertido, recordando como se lo había puesto y después admitido que era un poco infantil, pero le encantaba - se me da bien hacer regalos, para que negarlo - siguió bromeando, sin darle demasiada importancia a ese tema, simplemente sabía lo despreocupado que rea siempre, no podía evitarlo, pero si que podía compensarlo un poco con pequeños detalles como aquellos, regalos puntuales o simplemente detalles que hacían que sus amistades siguieran vivas.

Una vez en la tienda él trató de no distraerse mirando demasiadas cosas, todo era muy de niña, pero a veces había cosas curiosas que atraían su curiosidad. Al verla con el gorro de panda él no trató de no reír y con una sonrisa en los labios le respondió.

-Te ves genial de pandita, aunque pierdes atractivo para ganar.... ¿monería? Ni sé si existe esa palabra - rió un poco y la dejó curiosear, le gustaba verla feliz y tras saber de su aburrido verano que menos que hacer que se lo pasara bien para que al menos volver a Hogwarts sin pensar que todo había sido tan aburrido como en realidad fue. La vio ir mirando y viendo cosas y terminó por seguirla como un perrito guardián, sin saber muy bien si ella estaba interesada en comprar algo así que apoyó la barbilla en su hombro, mirando lo mismo que ella y habló no muy alto - este año no te compré nada, ni te visité, soy un mal amigo. Escoge lo más caro que encuentres y déjame que te lo regale, solo para compensar.

Se quedo tal cual, mirando el mostrador que tenían delante, intentando adivinar cual de esas cosas podría gustarle más a la pelirroja, llevaba rato pensándolo, ir allí y comprarle algo, pero cuando se había puesto a mirar, siguiéndola para tratar de captar alguna pista de su posible entusiasmo, comprendió lo complicado que era elegir una sola cosa cuando todo parecía gustarle.


Off: si, si lo sabe, desde hace mucho tiempo (?)

No reí pero tenía la sonrisa en el rostro como si  tuviese muchísimas ganas de hacerlo. La verdad es que  estaba algo acostumbrara a que omitiera en cierto modo el tema acerca de la relación que llevaba con su madre, pero esta era una de esas cosas  chistosas que ni él podría  olvidar. –Asumo que para los que me has dado, me han gustado mucho –Dije sincera, no llevaba una cuenta exacta de cuantos  eran pero él me conocía bien, todo el tiempo que llevaba conociéndome lo hacía notar en pequeñas cosas.

Luego de dejar el gorro de panda en el estante lo mire, estaba sonriendo agraciado, fruncí el ceño bromeando. –Asume que un poco de ternura me haría ver mejor –Dije  con un tono de voz suave, luego me volví a voltear a las estanterías, caminaba y caminaba entre los pasillos, tanto por mirar y tan poco tiempo para recorrer, pero no era tan malo después de todo, el era la mejor compañía y la mejor salida de todo lo que su vacaciones pudieron haber significado.

Sabía que Nils venía junto a mí, pero las cosas y todo lo que allí frente a mi había mantenía ocupada mi atención por completo, por lo que cuando el pelirrojo poso su barbilla en mi hombro me recorrió un escalofrío y lo escuche con tranquilidad sin dejar de mirar al frente. Nunca había mostrado ser una persona interesada por  regalos o ese tipo de cosas, siempre era más de ver los gestos y otras cosas que podían ser mucho más importantes.  –Sabes que soy indecisa y todo aquí es muy lindo – Me excuse, pero la verdad es que no sabía que responder. –Además traerme hasta aquí lo ha compensado– Era sincera al momento de decirlo, cualquier cosa que el comprase no se compararía con lo bien que me hacía sentir cuando salía con él; el pelirrojo me hacía sentir tranquila y segura a su lado, además de que me daba esa sensación de no querer que el tiempo pase.  

Continuaba con la mirada al frente y con el apoyado en mi hombro, tome un pasador para el cabello que estaba  frente a mi, me encantaban las cosas como aquel, tan sencillas que me encantaban. - Bien, y ahora ¿qué haremos? –Pregunte con intención de olvidar el tema anterior, sabía a la perfección que esa no era la respuesta que esperaba, tan solo esperaba que no le molestara.

El pelirrojo suspiró sin poder hacer mucho más y le puso ambas manos en su cintura, tan estrecha que casi la rodeaba con sus dedos largos. Le dio la vuelta y le mostró una cálida sonrisa.

-Ahora nos vamos, a por mis pantalones ¿no lo habrás olvidado, verdad?

No iba a presionar para que eligiera algo que él pudiera comprarle, saber que estaba bien y cómoda con aquella salida lo contentaba, y realmente era... bueno, él estaba muy bien con ella, casi mejor que con cualquier otra, no iba a darle mucha vuelta, no quería forzarla.

-Pasemos por la caja y vámonos.

Nils soltó a su mejor amiga y la guió para que pudiera pagar lo que fuera, en un principio iba a ofrecerse a pagarlo él, como “presente de cumpleaños” pero dejó que ella cubriera sus gastos, no le gustaba resultar pesado y realmente ella parecía no querer algo así, de modo que, tras agradecer a la chica que les atendió la guió fuera.

-A veces te pareces a mi madre, algún día te llevaré a  que la conozcas, cuando me hagan cuidar de mi futuro hermano, seguro a ti se te dan mejor esas cosas - hablaba mientras seguían el camino, entre todos los muggles que llenaban la calle, iban muy cerca para no perderse entre la muchedumbre y no tardaron en llegar a la tienda a que él iba desde un primer momento, quería unos pantalones oscuros que poder usar en Hogwarts sin que fueran los de uniforme, algo que no pareciera vaquero para que no lo echaran de clases a primera vista - Seguro que le caes muy bien, sobre todo si me ayudas a encontrar unos pantalones, que sean casi negros, o grises.

Le abrió la puerta de aquella nueva tienda y se acercó a la zona de prendas masculinas, miró a su alrededor y no tardó en, sonriendo, encontrar la zona de jeans, era tan fácil para los hombres encontrar lo que buscaban, había menos variedad por lo que todo era mucho más sencillo.

-Después podemos ir a tomar un helado, o... se hace un poco tarde ¿tienes que hacer tu algo antes de que anochezca? No quiero que tus padres me pongan en búsqueda y captura por raptarte.

Me sorprendí al sentir como con sus manos casi rodeaba mi cintura y sin mayor dificultad me giraba hasta quedase mirándolo de frente, sonreí casi de la misma manera en que él lo hacía, a pesar de que era incomodo hasta cierto punto y un leve rubor, casi imperceptible se posaba en mis mejillas. -Sí, como crees que podría haberlo olvidado. –Le miré con los ojos algo entrecerrados, podía haberlo olvidado, pero era imposible, al fin y al cabo era por ello que estábamos aquí. Extendí mi mano en un simple gesto, debía pagar el pasador, a lo cual el rápidamente respondió, para luego soltarme.

Dejándome guiar finalmente, a lo que sinceramente no dude ningún momento. Saque el dinero muggle suficiente para pagar aquel objeto que llevaba en mi mano, luego de ello salimos de la tienda, ya estaba prácticamente acostumbrada a seguirlo.
-Espera. –Dije riendo un poco. – ¿Eso es bueno o malo? – Dije curiosa y bromeando un poco, mientras comenzaba a caminar  junto al pelirrojo en dirección a la tienda que él buscaba. –Sabes que encantada te ayudo, pero deberás pagarme por hacer el trabajo por ti –Bromeaba en la forma más natural del mundo, cuando de pronto ya nos encontrábamos junto a la tienda, no habíamos tardado nada. Sin dar alguna respuesta verbal sonreí, aceptaba ayudarle en cierto modo,  y entre en cuanto abrió la puerta del lugar, rápidamente  nos dirigimos a la zona de prendas masculinas, le seguí hasta la zona correspondiente, y mire junto a él los jeans que allí había.

Basto con que dijera acerca de ir a tomar un helado,  y comenzaba a saborearme, no era una mala idea. –Tranquilo. –Interrumpí con cierta calma. –No tengo nada que hacer, además no creo que pase algo malo por que desaparezca un buen rato. –Sonreí en forma tranquilizadora, no quería que se preocupara por la hora, había oído que mi padre no estaría por los siguientes dos días y seguramente hoy tampoco llegaría.  Mi madre sabía que necesitaba algo de libertad y nunca se hacía mayor problema por las cosas, y era por eso que la hora hoy realmente no importaba.  Continué buscando incesablemente por entre las prendas que se encontraban en una estantería ordenada,  buscando algo del tono de color que había dicho.  
Tomé uno que se parecía bastante a lo que el chico buscaba, y me voltee hacia donde él se encontraba, para enseñárselo, eran de un tono cercano al negro, pero debían gustarle a él. –¿Estos servirán? –Pregunte enseñándole los pantalones mientras sonreía.

-No sé, supongo que es bueno. Me cae bien siempre que no esté con su novio - dijo riendo un poco, le había hecho gracia la pregunta porque si fuera algo malo no se lo habría dicho, obviamente - además es bien enrollada, me ha dicho que este año seguirá mandándome mi marihuana medicinal - por un momento miró a su alrededor porque siempre bromeaba con aquello pero en mitad de una tienda en UK ese tipo de “medicina alternativa” estaba prohibida, por supuesto ni tan siquiera era medicinal, sino algo que lo ayudaba a estar más relajado cuando debía y pues era una afición que compartía con su señora madre.

Caminaban por la tienda y terminaron parados en la zona de los pantalones para hombres, Nils evaluaba la cosa con ojo crítico, no solía comprarse ropa a menudo, pero cuando lo hacía solía ser muy selectivo.

-Está bien, entonces iremos a una heladería tras esto, hoy tengo demasiado calor, Londres a veces puede ser cálida - dijo aquello sin parar de mirar las prendas, todas demasiado azules o demasiado “vaquero”. Cuando oyó como ella llamaba su atención se giró para mirarla y sonrió seguro -¡Justo así! Que buen ojo tienes Cait - dicho aquello dejó de lado cualquier prenda que él hubiera mirado antes y tomó la que tenía la chica, miró la talla, lo evaluó con ojo crítico y asintió - no me lo voy a probar ahora, si no me queda bien ya mañana vendré a devolverlo - se lo miró por encima y dio el visto bueno, era justo lo que buscaba así que no había mucho más que hacer allí.

Fue a pagarlo y cuando lo tuvo en la bolsa tomó a su amiga de la mano y la llevó fuera de nuevo. Suspiró al saber que ya no tenía nada más que hacer hasta el día del expreso, era bueno y traquilizador saberse libre.

-Ahora vayamos a por ese helado prometido - le sonrió y volvieron hacía la zona mágica, al menos eso parecía, pues realmente tenía intención de pararse en una heladería que había entre el caldero chorreante y donde estaban ellos dos en ese instante. Todo era mucho más relajado cuando estaban fuera de la zona mágica - ¿que quieres tomar? Yo creo que me pediré un granizado, algo refrescante, creo que perdí costumbre de ir de tiendas - sonrió y se paró frente al lugar, señalándolo para que ella pasara primero - y bueno, tendrás que contarme algo... lo que sea, ¿que vas a hacer este año? Ya el año pasado nos quitamos los TIMOS de encima y estamos más libres, ¡habrá que disfrutar!

Luego de haber encontrado los pantalones lo mire  con mucha atención esperaba que sirvieran, habían pocos parecidos a ese y creía que se debía a la misma razón por la que nos encontrábamos hoy aquí, quizás la mayoría de los chicos tenían la misma idea de él.  –Es un don que tengo –Hice  saber haciendo una leve mueca, siendo algo más bien al revés, siempre me sucedía que me costaba muchísimo encontrar lo que quería encontrar, por lo que atribuía esto solo a la suerte. Observe ver al chico revisar meticulosamente el pantalón solo por encima, parecía muy seguro, y sonreí satisfecha de que en realidad fuese lo que buscaba. Le acompañe a pagar la prenda, no tardamos mucho en ello, la fila que allí había era bastante reducida.

Me aferre  de la mano del chico, como si hubiese sido una costumbre adquirida hace muchísimo tiempo, siendo que pocas veces lo hacía. Sonreí con alegría y camine junto al  hasta llegar al punto en el que podíamos volver a la zona mágica, había sido un buen paseo, excelente para salir  de la rutina. Sin soltarme en ningún minuto del chico llegamos a la tienda.  –Bien joven acalorado, me prometiste un helado así que eso será –Dije mirándole con los ojos entrecerrados, pretendiendo decir que no cambiaría de opción fácilmente. Entré en la tienda y fui directamente a donde se encontraba la gran vitrina con los  sabores a elegir, no sabía cual escoger, siempre era lo mismo, algunos simplemente no me gustaban pero  varios del resto me encantaban. –¿Puedo pedir uno con todos los sabores?– Pregunte saboreándome, no sabía que elegir, era tan indecisa en este tipo de situaciones, pero no tenía opción solo elegí dos. –Frambuesa y vainilla – Pedí mientras miraba al pelirrojo, el ordenaría algo totalmente diferente a lo mío.

-La verdad es que aun ni pienso en que  haré, espero no te olvides de visitarme, o de verdad pensare que eres un mal amigo. –Sentencie en broma, pero de verdad me agradaba pasar tiempo con él, a pesar de que sabía que parte de ese tiempo se lo dedicaría al Quidditch.  Había bastante gente esperando por recibir lo que habían pedido, por lo que esta vez tendríamos que esperar un rato. –No necesito preguntar acerca de ti, ya se que disfrutaras mucho ese tiempo – Alce mis cejas.

No había pasado mucho tiempo y finalmente nos entregaron aquello que nos habían pedido, mire el  helado con entusiasmo, lucia tan bien que imaginaba que su sabor era aun mejor. Pero antes de comenzar a saborear aquel helado mire al chico sonriendo. –Gracias – Ya casi comenzaba a caer la noche, y continuaba aquel clima cálido, mire al chico y finalmente me di un bocado de aquel bicolor y sabroso postre. -¿Pronto debes volver a casa? –Pregunte, esperaba que por causa mía  tuviese que llegar tarde a casa, ya poco a poco sabía que se acercaba la hora de despedirme de él, a pesar de que no quería que eso sucediera, pero era asi.

No pudo evitar reír ante la pregunta de su amiga, sobre los sabores, era bien golosa, fácil de ver, aquello le hizo pensar en lo bien que se mantenía, tenía el cuerpo demasiado perfecto. Él no tardó en pedirse su granizado, el vaso frío y húmedo en la mano ya le ayudaba a refrescarse, nada que ver con lo que pasaba más al sur, que ni aún con un jarro de agua fría por encima parecía lograr una temperatura agradable.

-No tienes que agradecerme, es solo un helado - comentó él restándole importancia al asunto, no le parecía algo digno de un agradecimiento, era más bien una tontería, sobre todo viendo que había sido capricho de él más que de ella - en realidad hoy tengo alquilada una habitación en el caldero - contestó mientras se pensaba si sentarse ahí a tomar aquello o mejor marcharse. La tarde estaba llegando a su fin, y realmente había terminado sus quehaceres por ese día, aún así no quería atrasarse - tenía intención de acostarme pronto, quedé para mañana no muy tarde con Dylan, tengo cosas que tratar con él, así que... bueno, ya sabes. Mejor ir despejado o terminará todo de forma complicada - sonrió un poco irónico, porque él siempre tenía problemas con aquel chico, en teoría eran amigos pero la cosa se había vuelto rara e incómoda desde la última pelea de ambos, al final del curso escolar anterior - podemos ir caminando, te acompaño hasta dentro del callejón y ya mejor seguimos charlando en un par de días, en el tren ¿te parece?

Le había sabido un poco a mal decir que ya no podía seguir haciéndole compañía, pero no le había mentido, y eso que él odiaba excusarse frente a otros. Suspiró ligeramente y dio un trago a su granizado, sin más que decir en realidad, solo quedaba caminar y disfrutar aquellos últimos minutos de su compañía mutua.

Finalmente me di un bocado de aquel postre dulce que sostenía, me encantaban las cosas dulces, de  una  forma impresionante,  sonriente mire a mi compañero quien parecía feliz con su granizado.  –De todos modos lo hago –Sonreí no esperaba respuesta a una  y  finalmente me digne a  salir del lugar junto a él, y escuche con atención a su propuesta, yo al día siguiente tenía que salir también, y este era el indicio de que este día  llegaba a su fin.

-Claro, no te preocupes, yo también tengo cosas que hacer mañana  - Hice saber con una amplia sonrisa estaba satisfecha de haberlo visto, esta vez no se aferro del brazo del chico para comenzar a caminar hacia el callejón. –Me parece perfecto, además tendremos mucho tiempo para conversar además de en el tren. –Continuaba sonriendo, a pesar de que hubiese deseado que  aquella salida con Nils  no hubiese acabado, era simplemente algo que había alegrado  mis  vacaciones. Mientras seguíamos caminando, continuábamos hablando breves cosas, y  entre ello, ya acababa mi helado.

Había llegado la hora de despedirnos, no podía retrasarlo más y le di un abrazo cálido antes de irme y agradecí nuevamente  todo lo que habíamos hecho esa tarde, totalmente distinta a la de días anteriores,  y sin más me despedí. Retome mi camino al negocio de  mi madre mientras me volteaba y me despedía del pelirrojo agitando mi mano en aquella despedida. Una vez llegué mi madre ya casi cerraba la tienda, tome  mis  bolsas y la espere para luego volver a casa, había sido un gran día.