Casting: Lysander Scamander

Una vez más había llegado la hora de regresar a Hogwarts, definitivamente uno de mis lugares favoritos después de mi casa, y del bosque donde solemos acampar en familia durante el verano en busca de algún indicio de un espécimen que demostrara la existencia inequívoca de Snorckack de Cuernos Arrugados, pues mi madre se niega a aceptar que mi abuelo simplemente se lo haya inventado, mi padre la respalda en la investigación pues le gusta verla feliz, sin embargo a Lorcan y a mí nos ha comentado que empieza a dudar de su existencia, pidiéndonos que no le digamos nada a ella. Siempre me ha gustado la forma de mamá, tan despreocupada, siempre con esa expresión relajada y con esa voz que te puede tranquilizar en cualquier situación, por muy horrible o triste que esta sea; desde que éramos pequeños mi hermano y yo desarrollamos un apego especial por ella, siempre nos cuida y llena de mimos, incluso ahora que estamos un poco más grandes, pero lo permitimos ya que nos dimos cuenta que, al igual que a mi padre, nos encanta verla sonreír. Siempre me han dicho que divago demasiado, y puede que tengan razón pues me desvío totalmente del tema del que comienzo a hablar y desarrollo ideas que, en múltiples ocasiones, no tienen nada que ver con la idea inicial de la conversación. Subí al tren después de despedirme de mis padres, seguida de Lorcan, ya era nuestro 6° año en Hogwarts, pero parecía como si fuese ayer cuando abordamos por primera vez que entramos por el Andén 9 3/4, felices por hacer nuestro primer viaje en el Expreso de Hogwarts que nos llevaría al Castillo del que tanto nos había contado nuestra madre con notable emoción. Entré al primer compartimiento vacío que encontré y me recargué en la ventanilla, sacando la mano para despedirme animosamente de ellos, los vería en Navidad pero hasta entonces les extrañaría mucho.

Una vez que el tren había echado a andar, me di media vuelta y limpiando una inexistente lágrima miré de reojo a mi hermano que hasta entonces había estado a mi lado - Ya puedes ir con tus amigos, si quieres - le dije esbozando una amplía sonrisa, si bien nos gustaba estar juntos, al estar en diferentes casas teníamos amigos diferentes, me gustaba verle platicando animosamente con sus compañeros de Ravenclaw, algunos me saludaban con normalidad e intentaban hacerme plática pero, había desistido de socializar en su círculo de amistades tras ver los rostros de algunos cuando me salía un comentario fuera de lo normal, al parecer estaba demasiado acostumbrada a hablar con la famosa Luna Scamander y solía usar muchas de sus expresiones incomprensibles para los que no le habían tratado, además de que físicamente tenía rasgos muy similares a ella lo que provocaba que tuviésemos expresiones muy parecidas, en el colegio solía hablar con los profesores que me reafirmaban lo similares que éramos aunque enfatizaban nuestras diferencias. Lorcan salió del compartimiento y despidió de mí con un ademán, me senté junto a la ventana y saqué mi número del Quisquilloso que mi abuelo había mandado, mi madre insistía en que lo leyera de cabeza, lo intenté algunas veces pero jamás logré ver nada así que me di por vencida y decidí leerlo de manera normal. La noche anterior al viaje no había dormido muy bien por la emoción, no me había pasado en años anteriores así que me emocioné aún más por aún sentir ese tipo de excitación por volver al colegio y posiblemente esa fuese la verdadera razón por la que pasé la noche en vela, sin darme cuenta empecé a cabecear y momentos después ya me encontraba consumida en un profundo sueño.

En mi cabeza apareció un sueño, bueno, más que un sueño era una especie de recuerdo. Mi primer arribo a Hogwarts se hacía presente en mi subconsciente, una niña y un niño de 11 años estaban en el Callejón Diagón de la mano de sus padres comprando los materiales escolares, sentí como sonreía. La escena cambió súbitamente a la Estación, con inseguridad caminaba hacia el punto medio entre los Andenes 9 y 10 - Mamá, segura que no me estrellaré contra la pared? - le había preguntado aún temerosa, ella me dedicó una cálida sonrisa y asintió, corrí hacia la pared y al atravesar recuerdo como mi corazón se estrujó de felicidad contemplando el enorme tren rodeado de chicos con lechuzas, gatos, ranas, el ambiente era simplemente encantador. El escenario volvió a cambiar, esta vez me encontraba en el compartimiento del tren junto con mi hermano, estábamos mirando por la ventana cuando pasó la señora del carrito y compramos muchas cosas llenándonos de azúcar, reíamos animosamente cuando un niño, que jamás habíamos visto se asomó y tomó asiento con nosotros, era bastante agradable; en breve llegamos al Lago Negro, el que cruzamos junto con Hagrid camino a la Ceremonia de Selección. El Gran Comedor se hizo presente frente a mí, el Sombrero Seleccionador estaba en el banco y era puesto sobre las cabezas de los niños de primer ingreso, cuando llegó a nuestro apellido primero fue el turno de Lorcan.. "Ravenclaw", como mi madre; cuando pasé yo me llevé una sorpresa al encontrarme en "Hufflepuff". "Nada mal", pensé satisfecha de mí misma y me dirigí a mi mesa abrigada por los vítores de los de años superiores, miré a mi hermano en la mesa de Ravenclaw, se veía bastante feliz y me alegré por él. Fue entonces cuando el sueño cambió abruptamente, las sensaciones que había tenido hasta el momento habían cambiado, ya no me sentía tan feliz como hasta entonces.

Me encontraba en las escaleras en dirección a la Sala Común de Hufflepuff, llevaba unos libros en los brazos que me servirían para mis deberes de Pociones, cuando dos chicos me interceptaron, uno de ellos me empujó dando como resultado que cayera al piso, no dejé que los libros tocaran el suelo así que se encontraban sobre mi regazo. Alcé la mirada para ver a mis agresores, eran un par de chicos de Slytherin - Desean algo? - susurré sin ponerme de pie y recorriendo con mis ojos a cada uno de ellos, "eres hija de Lunática Lovegood, cierto? Mi padre me lo comentó en el andén y te señaló", dijo uno de ellos, reconocí el apellido de soltera de mi madre y alcé una ceja. "Me han contado mucho de ella, mi madre dice que está loca", agregó otro. "Mis padres me contaron que solían esconderle las cosas y ella las buscaba al final de año, patético no?", inquirió un tercero de cuya presencia no me había percatado, sus palabras empezaron a resonar en mi cabeza con un eco ensordecedor. "Tal vez deberíamos hacerte lo mismo a ti, será divertido "Lunática Scamander", añadió el segundo que había hablado con desdén, acentuando el Lunática con un tono especialmente horrible. Ni yo misma entendí como pasó todo, fue tan rápido, en un fugaz instante me había puesto de pie lanzando en mi trayecto los libros a un lado y le había propinado un derechazo en la nariz al último sujeto que habló, un río carmesí corría por su mentón y este rápidamente cubrió su nariz con ambas manos - Eso te ganas por insultar a mi madre, espero que no lo vuelvas a hacer.. por tu bien - aseveré con tono divertido, los otros dos maldecían por lo bajo - Creo que eso lo deja claro - me agaché a recoger mis libros mientras estos escoltaban al chico supuse que hacia la enfermería, uno de ellos gritó "Ni creas que te libraste de nosotros, lo pagarás", simplemente le dediqué un sonrisa y seguí mi camino. Cuando llegué a la entrada un prefecto se encontraba ahí, mencionó que había visto lo que pasó pero que lo dejaría pasar por esa vez y me felicitó, jamás pensé que alguien me felicitara por una acción semejante. Me senté en la sala común y comencé mis deberes frente al fuego...

"Lysander, Lysander", escuché una voz lejana. Abrí los ojos lentamente esperando a que mis pupilas se adecuaran a la luz, frente a mí se encontraba una chica de mi curso, siempre había sido amable conmigo. "Es hora de que te coloques el uniforme", asentí - Gracias - guardé mi periódico y me dirigí al vestidor para alistarme, una sonrisa llena de satisfacción se dibujó en mi cara, ahora que recordaba esos chicos jamás habían cesado en su intento por fastidiarme, ya no los había golpeado claro, pero sólo diría que no escapaban ilesos de cada encuentro que teníamos. Y así, comenzaba un nuevo año en Hogwarts - Será un año interesante, seguramente - susurré para mí misma al mismo tiempo que abrochaba el último botón de mi túnica, creyendo firmemente en cada una de mis palabras.