Empezando a crecer (Louis Weasley)

Se encontraba en la zona de la fuete, la cual estaba algo arruinada por que los alumnos no cuidan nada en este tiempo. Con la varita en alto empezó a reconstruir las partes que estaban algo rotas al mismo tiempo que limpiaba la mugre que otros dejaron, era servicial por ende estaba cumpliendo con servicios al colegio, le agradaba hacer estas cosas muy de vez en cuando. Cuando termino se sentó en el borde de la misma a mirar el cielo azul, estaba completamente solo en aquel sitio ya que todos estaban en los exteriores, ademas quería estarlo, necesitaba aclarar sus ideas, sobre cierta persona que estaba rondando su cabeza de una forma extraña, ademas hace tiempo que le estaba esquivando de manera olímpica, a veces era muy obvio que lo evitaba pero necesitaba estar alejado de Louis para entender que le pasaba.

Desde que comenzó el curso empezó a sentir cosas que antes no sentía, la sonrisa de Louis le hacia sonrojar, veía su rostro y le generaba sensaciones extrañas ademas de que cuando el otro se cambiaba delante suyo se le alteraban las hormonas de una forma que jamás le paso antes. Saco las ideas de su cabeza para pensar en otra cosa antes que tenga que ir a arrojarse al lago negro para perder temperatura. Fue en ese momento que un hada apareció delante de él, era de un peculiar tono rosado, revoloteaba a su alrededor entretenida al ver los cambios de colores del pelo de Hugo, ademas de reírse por los rostros que el chico podía poner debido a su talento. Se sonríe con la misma hasta vez que estornuda por los polvos de hadas que esta tiraba. Y pensar que las capturaban para sacarle las alas que se usaban en pociones, pobrecillas.

Pone la mano para que esta se siente en ella, el hada miro con atención a Hugo dándose cuenta que ya no sonreía cosa que le llamo la atención.-Siento que corazón esta confuso.-comento mientras aquel ser mágico hablaba pero no se le entendía nada o quizá Hugo si la entendiera, siempre tuvo una conexión con las criaturas mágicas, como su madre.-Si, pero no es tan sencillo.-comento para luego verla volar, esta se acerco a la mejilla de Hugo para darle un besito antes de salir volando, sonrío por aquel gesto tan inocente aunque sabe que le pico, por que se le hizo una pequeña roncha pequeña en la mejilla.-Auch, me pica.-comento rascándose para luego ver a un costado, ahí venia el sensual de Louis, seguramente para hablar con él.-Ahmm debo irme, tengo cosas que hacer.-paso por su lado aunque no estaba tan seguro que se escaparía de esta.-

Empiezas a notar que las cosas no van exactamente bien, cuando de vivir las veinticuatro horas pegados, cual chicles, ahora si lo cruzas en las comidas es más que suficiente por un día. Quizás  debería preguntarse si todo estaba bien. En realidad la pregunta debería ser «¿Le hice algo?», porque estaba seguro que parte del despiste nato que tenía Louis era culpable de aquello que ahora hacía que su primo casi le evitara a tiempo completo. No creía, ni recordaba, haberle hecho nada malo. Solo que estaba convencido que de algo tenía que ver la charla aquella que habían tenido en el expreso de Hogwarts, donde Louis había manifestado la idea de que le gustaría tener alguna novia. Era un comentario tonto, sin sentido, demasiado, pero sintió que todo comenzó a cambiar en ese momento exacto que aquella confesión se había escapado de sus labios.

Había que tener en cuenta un factor que no pasaba desapercibido en Louis: La relación con su primo se le estaba volviendo complicada, a un punto de que no la entendía ni él mismo. Le estaba dando un poco de miedo la cercanía que tenía con él chico, casi al grado obsesivo. ¡Vivían veinticuatro por veinticuatro horas juntos! No era normal, ni en dos mejores amigos. Pero a Louis en ese momento no le molestaba, es más no le molestaba ahora tampoco… e incluso hasta extrañaba al pequeño demasiado. Quería charlar con él, reírse y hacer malos chistes, que solo Hugo entendería… pero no podía. Había una barrera invisible y extraña que lentamente se iba manifestando entre ambos. Y estaba más que seguro de qué no hacer algo, la cosa iría a cada segundo peor, hasta llegar al punto de no-retorno, ese que toda relación se estropeaba y nada haría que se solucionase.

¿Pero que era lo que debía hacer en realidad? ¡Perseguirlo hasta que le hablara? No sabía ni que preguntarle; y vale que podía empezar a por el típico “—¿te sucede algo conmigo?—“ pero en seguida comprendió que de recibir esa pregunta el mismo, la cosa hubiese sido complicada de responder, porque no sabía que sucedía entre ellos. Y sí, era extraño, tenía miedo, y un poco de susto po que era lo que todo aquello ocultaba y que desconocía. Quizás solo no era nada y su primo, estaba pasando por alguna etapa de la pubertad, aunque no recordaba que a él le hubiese pasado el alejarse de nadie, a menos qué… menos qué… ¡No, eso era tonto, demasiado tonto! Se despejó los pensamientos diciendo que no le daría relevancia a algo que no tenía el más mínimo sentido, ni pies ni cabeza, y que ya era hora de dejar la paranoia.

Así que pretendiendo que todo estaba de lo más normal, marchó a caminar por el colegio, en busca de su hermana. Sabía que era una buena ida – y no tan así – el esperarla en el pasillo que sube desde las mazmorras por el cual los de Slytherin suben a almorzar, pero ¿y si ni estaba en la sala común? No iba a quedarse como un tonto perdiendo tiempo en vano ahí. Así que optó por caminar, y si la veía, genial; ya sino, siempre podía mandar una carta ¿verdad? Y entonces se quedó congelado en el momento que lo vio. Un nudo se formó en su estomago y le costó seguir avanzando y pretendiendo que nada pasaba. ¡Pero nada pasaba! Se engañaba en su mente, sabiendo que algo había, y que comprobó cuando su primo pasó por su lado, pretendiendo que no lo veía y queriendo ¿huir suyo? Pestañeó y lo único que atinó a hacer – cual reflejo de quidditch – fue atraparlo por el brazo, deteniendo su avance. Hizo que se girara y le enfrentó, mirándole a los ojos notando lo incomodo y extraño que eso se había  vuelto.

—¿Qué pasa, Hugo?— preguntó con cierto grado recriminatorio, pero con un dejo de pena bastante notorio y más que entendible para el otro. Contuvo el aliento, ya que por alguna razón, aquella respuesta era algo que estaba necesitando, demasiado, mucho quizás. 

Esa pregunta le hizo viajar a otro mundo, en donde su subconsciente le alejo de la completa realidad, su mente empezó a procesar miles de millones de respuestas a aquella pregunta que debía ser respondida. Era el que siempre daba las respuestas justas, el que siempre sabia que decir en una situación, esta justamente no seria una excepción. Regreso de golpe a la realidad para soltarse de aquel agarre mirando aun al frente, suspirando de lado por la cerca que tenia con el mayor. Miro con atención hacia la puerta que en ese momento estaba cerrada, se llevo las manos a los bolsillos quedándose en silencio, pero no cualquier silencio, mas bien ese silencio que resultaba ser molesto.-Mi cuerpo esta pasando por un proceso hormonal en donde paso de la niñez a la pubertad, en donde necesito estar solo para entender lo que me esta pasando y siento rechazo al querer estar contigo.-aquello debía doler pero debía decirle la verdad, de nada me servia a mi salir corriendo, deshonraría a mi propia casa si no fuera valiente.

-Me encuentro contra una encrucijada grande. En donde mis gustos empiezan a desarrollarse, en donde veo a una chica como algo que me atrae pero también veo a los chicos como algo atrayente, me gustan, me generan un sonrojo en las mejillas, y eso se denomina, bisexualidad.-sin mas miro hacia arriba, como una de las lámparas se movía de un lado a otro por el viento que la movía sin mas.-Entonces ahí es cuando entras tu, eres mi primo, mi favorito de todos. Con el que siempre pude contar, no eres feo Louis, eres hermoso.-giro la cara para verlo a los ojos esta vez.-Me atraes, me generas una sensación de bien estar pero al mismo tiempo el deseo de besarte. Eres mi primo, eso no debe pasar, ni ahora ni nunca por que no puede ser. Como estoy en esa etapa de descubrimiento, me alejo de ti.-termino de hablar, para morderse el labio inferior un poco fuerte pues tenia que seguir hablando.

-Me molesta que quieras buscarte una novia, primero por que si la tienes ya no estarás tanto tiempo conmigo, tu lo sabes, tener novia trae responsabilidades. Y segundo, por que...-se pone rojo como un tomate y desvía la mirada medio enojado.-Me da celos que quieras una.-trago saliva para bajar la cabeza, suspirando pesadamente empezó a caminar lentamente por el patio.-Pero debo entender que esto jamás pasara, entonces quiero alejarme de ti, hasta que pueda controlar mis impulsos y te vea solo como una cara bonita. Quizá deba ir a probar con una chica o ir a probar con un chico, hay uno de quinto año que siempre me ha mirado con dobles intenciones, quizá probando me de cuenta que esto es solo una desorden hormonal y que tu solo eres un amigo. Por que eso eres, un amigo.-le dolía hablarle así pero debía hacer lo posible para que el otro no se acerque mas.-Así que te pido que me dejes solo, ve a buscar una persona que te haga feliz...nosotros dos...bueno...nos saludaremos cuando sea necesario.-paso por su lado entrando al castillo, iba rumbo a los baños, necesitaba organizarse, si lloraba seria peor para él.-Se fuerte Hugo..se fuerte.-murmura bajo hasta llegar al baño. escucho un ruido pensando que podía ser Myrtle.-No quiero bromas, Myrtle.-dijo al verlo.-Louis, ¿quieres algo?.-medio sonrío siendo fuerte.-

Estaba más que consciente que desde que había soltado la pregunta, la respuesta que el otro le diera, sería algo de vital importancia. Era una necesidad interna de querer saber que respondería a ello. Sin embargo, mentalizado de una forma abierta (o lo más que se podía) las primeras palabras que Hugo soltó lo tomaron completamente desprevenido, tanto así que le soltó sin siquiera haberse dado cuenta de que lo estaba haciendo. La estupefacción se mostraba en su rostro de forma tan notoria, que no había necesidad siquiera de preguntarlo. Sobraba decir que siempre había admirado la capacidad de Hugo para decir las cosas de forma tan directa, porque estaba seguro de que si la cosa fuese a la inversa, él mismo hubiera dado mil vueltas antes de soltar una idea en concreto. Su mirada se encontró con la de su primo, casi al punto de perderse en ella, debiendo hacer un esfuerzo sobrehumano para concentrarse en que debía de prestarle atención, si es que quería comprender lo que estaba pasando entre ellos. Y sí, quería comprenderlo a toda costa. Obvio que en el momento que su primo había empezado a hablar, hubiera querido decirle que no le gustaba escuchar eso. ¿De verdad sus cambios le hacían mantener ese rechazo? Era algo que no le agradaba en lo más mínimo, pero parecía que tampoco es que pudiera hacer mucho para poder evitarlo. Bastaba ver que desde la charla que habían tenido en el expreso, las cosas ya no eran la misma… y se había demorado mucho  – y no se lo perdonaba – para intentar poder solucionarlo.

Inconscientemente estiró el brazo para tomar la mano de Hugo, pero quedó en el amague y en un movimiento a medio camino. Lentamente regresó la mano hasta su lugar, sin saber bien como era que debía actuar con su primo. Era extraño hasta para él mismo todo. No sabía si debía o no hacer algo, empezando por eso en primer lugar. Pero era complicado, más de lo que hubiera esperado que lo fuera. No creía, ni habría creído nunca, que ese sentimiento que sentía por Hugo, de su parte, pudiera confundirse, como lo estaba haciendo… más cuando escuchaba las palabras que su primo mencionaba. Incluso el nudo en su estomago. Notó como su propia respiración se iba acelerando, sintiendo como su pecho subía y bajaba demasiado debido a todo lo que sentía en ese momento exacto. Confundido era poco, digamos que estaba perdido, demasiado. Sentía que las palabras de su primo se proyectaban en él, al punto de casi poder usarlas el mismo. «Yo también te quiero demasiado» quiso poder decirle, pero solo fue un pensamiento que ahí se quedó: en su mente. Sentía que no podía hablar, ni aunque forzara a su voz para lograrlo. Se quedaba callado, dejando que el otro hablara, sin poder evitar que lo hiciera. Incluso cuando quería decir algo, no podía dejar callarse. Estaba siendo un idiota, lo sabía, lo más que sabía; pero aún a sabiendas de eso, permitía que sucediera. Y cuando se marchó, cuando hizo el movimiento lo hizo… estiró su mano y tomó su brazo unos instantes.

Pero dejó que se fuera, sin poder detenerlo. —Hugo…— susurró suavemente, aunque supo que no le había escuchado, o de haberlo hecho, lo había ignorado por completo.

No midió el tiempo. Las palabras de su primo rebotaban en su cerebro, haciéndolo demasiado daño. No podía siquiera moverse del lugar, y sabía que debía ir tras el otro. ¡Qué se suponía que era el mayor de ambos! Y estaba actuando como un completo cobarde. Hizo de tripas corazón y salió corriendo tras su primo, de forma desesperada. No supo cuanto tiempo le había tomado aquello, cuanto demoró en darse cuenta de que no quería perderlo. Era la persona con la que compartía el día completo, y ahora apenas lo veía ¿por qué había permitido que eso hubiese sucedido? Se dijo que no sería más idiota, y preguntando a unos conocidos supo donde encontrarlo, a donde estaría. Fue en esos momentos en que entendió que el quidditch tenía sus ventajas, porque no murió en el intento de correr hasta los baños. —¡Hugo Weasely!— dijo con un hilo de voz, notando lo agitado de su pecho.

No quería una novia. No le interesaba ninguna chica en estos momentos. Quiso decir muchas cosas, demasiadas en ese momento, pero nada salía por su garganta. Incluso tuvo que tragar con notoria dificultad. Por eso el paso que dio en su dirección lo sintió como el más difícil que había dado en su vida. Le miró a los ojos, incluso más tiempo del permitido, de forma casi incómoda podría decirse. Suspiró lentamente antes de tomarlo de la mejilla y hacer que le viera directo a los ojos. —Sé que me odiarás por esto…— y sin dudarlo, le besó. Lo necesitaba. Quizás sonaba muy infantil/cuento de hadas pensar que un beso resolvería sus dudas en cuestión de si gustaba de hombres o mujeres, pero luego de todo lo sabido de Hugo, fue lo único que su mente pensó. Sabía que estaba mal, demasiado mal, pero aún así no podía evitarlo. ¿Tenía miedo? Demasiado, pero no quería detenerse. Ni supo cuanto tiempo le tomó besarlo, pero cuando se separó cayó en la cuenta de que había cerrado los ojos, e incluso con su mano libre – la que no tenía en su mejilla – se había aferrado de la ropa del menor, como no queriendo que escapara de su lado. Si se ganaba un puñetazo estaba seguro de que se lo merecería sin remedio alguno. 

Fue entonces que le vio con mas atención, estaba agitado, quizá por que corrió para encontrarle, se dio cuenta que el ser pequeño le ayudaba a correr mas rápido de lo normal, aun así, su mirada se centraba en la de su primo, era tan jodidamente perfecto, le gustaba ver como siempre iba tan desarreglado como si la vida le importase tan poco. Pero entonces lo vio acercarse, retrocedió pero choco contra el lavamanos, no podía hacer mas que dejarse. La mano del mayor sobre su mejilla le causo una sensación que no supo como comprender, estaba por decirle algo cuando de la nada los labios de Louis se chocaron con los suyos, era su primer beso, un chico le estaba dando su primer beso ademas de que se trataba de quien le gustaba. Espera, ¿le gustaba?, en efecto le gustaba y mucho, sentía que se empezaba a dejar llevar, pero no supo ni siquiera darse cuenta que le había abrazado por el cuello pegándolo a su cuerpo sin darse cuenta.

Louis se separo, escuchándose el leve sonido cuando lo hacia, uniendo aun ambos labios con un pequeño hilo de saliva que se corto al instante. Respiro con calma pues sentía su frágil corazón latir rápido, observo la distancia corta que los separaba, notando a su vez la perfección de los ojos de su primo. ¿Palabras?, no eso no existía en ese momento tampoco hacían falta, las miradas eran suficiente para decirse todo, se acerco de nuevo al otro besando sus labios lento, suave con una delicadeza única, pero con necesidad al mismo tiempo, como si necesitase aquel beso desde hace mucho tiempo, quizá siempre lo necesito pero no se dio cuenta hasta ese momento de quererlo sentir en verdad. Así fue que ese momento, su mente pensó en que lo que estaba haciendo estaba mal, había muchas razones pero la primera en principal es que era su primo, su familia, su sangre. Aun así no le importo eso en ese momento, solo siguió un beso que aunque fuera el primero no era torpe, pues al parecer saco el don de su padre de saber besar bien; por instinto su lengua se rozo contra la de Louis, sintiendo su cuerpo reaccionar a ello, como si sus hormonas se revolucionasen, pero no era ni momento ni lugar para que eso pasase, bueno al menos no en un baño.

Se separo de su boca, no quería, en verdad no quería pero no podían seguir, no estaba bien visto hacer estas cosas en un baño. Alzo su mirada azul, pasando por aquellos labios que había probado por segunda vez hasta llegar hasta los ojos claros del mayor, trago saliva para morderse el labio inferior, en ese momento estaba mas que seguro que su rostro era como una bandera de color rojo. No sabia que decirle en verdad, no supo como reaccionar por aquel momento, simplemente se quedo en silencio, juntando su frente con la de él para pensar en frío, necesitaba dar una respuesta fija a lo que acababa de pasar recién entre ambos, debía ser estable, por que si hablaba sin estar centrado diría cualquier cosa y esa no era su personalidad, no era el tipo de chico que decía burradas sin sentido.-Louis.-dijo el nombre de su primo, resonando en todo el baño que estaba desierto, para ellos dos. Entonces escucho ruidos como si alguien se acercase, se lo llevo dentro de uno de los últimos cubículos para cerrar la puerta, sentando a su primo sobre el retrete y después sentársele encima para que no se notasen sus piernas, quedando frente a frente.-Shhh.-le hace señas con el dedo índice al escuchar que solo entraban a lavarse las manos e irse pero igual no saldrían de ahí ni tampoco se le sandia de encima.

-Ni siquiera se por que te bese, pero solo se que necesitaba devolverte el beso. Eres una debilidad para mi en este momento, soy débil a ti, siento que te aprovechas de eso. Pero, ese beso hizo que mi cuerpo se alterase, hizo que se despertaran cosas que nunca se han despertado.-comento mientras le acariciaba las mejillas con sus manos.-Fuiste mi primer beso, puedo decir que me sentí como en los cuentos de hadas.-sonrío apenas un poco, mirándole a los ojos antes de rozar su boca con la del mayor de nuevo pero sin llegar a besarle.-Me siento débil en este momento, y...no se por que no salgo corriendo..apártame..sácame de encima tuyo...o quizá no me mueva...o quizá...o quizá...o..qui...-cierra los ojos besándolo una vez mas, se sentía agitado, se sentía tan extraño, Merlín que no sabia que le pasaba.-

Lo primero que esperó recibir, y no era mentir ni exagerar, fue una bofetada/puñetazo directo en su cara, y que recibirá sin problemas, porque haberle besado bien que valía aquello. Muchas cosas cruzaron por su mente en cuestión de segundos. Su familia, seguro los matarían… sus amigos, el mundo entero ¿alguien los entendería? Estaba seguro de que aquello era firmar un pacto entre ambos, uno no hablado, de que ahora deberían entender que nada sería camino de rosas; porque estas vendrían cargadas de espinas. Un futuro muy incierto, un paso seguro y un presente que era un torbellino de sentimientos, confusiones, y demás que lentamente iban cobrando sentido en la mente de Louis. Era extraño que dudas que arrastras por semanas 8quizás hasta años) parecieran resolverse en cuestión de segundos. ¿Destino? ¿Casualidad? No, no lo veía así, ni lo vería jamás. Lo que se venía, lo que había que vivir a partir de este momento, era un camino empinado, cargado de peso y prejuicios ¿estaba seguro de que lo recorrería con Hugo, con su pequeño y preferido primo? Si. Rotundo, directo y sincero: ¡Si!.

Y entonces el segundo beso fue la confirmación de lo que su mente necesitaba saber, pero que sus labios se negaban a preguntar. Era la aclaración de toda duda posible, y aunque le costara asimilarlo todo, aunque sintiera que jamás comprendería la magnitud de lo que sucedía, no quería perderlo. No se perdonaría por nada en el mundo no estar con Hugo. Lo necesitaba, como el aire que le faltaba para respirar; no estar a su lado estos días había significado ese nudo en el estomago que le quitaba el aliento. Pero estando con él, besándolo ¡Su primer beso! No había forma de describirlo. Y varias veces en su vida había pensado en como sería ese momento; y en ninguna había sido tan perfecto como lo había sentido en ese momento. Quizás era parte de sentirse feliz por el estar así por primera vez con una persona, porque esa persona fuese su primo, y porque sabía en el fondo que Hugo lo sabía, y saber que el lo sabía, había que fuese lo único que le importara de ahora en más. Muchas cosas brotaron en su mente para decirle, y la sonrisa que ostentaba en el rostro era el primer indicio de ellas, pero jamás llegó a  expresarlas en voz alta.

Miedo se reflejó en su cara. Le gustaba estar con Hugo, pero odiaba que el mundo no los comprendiera. Estaba seguro de que entre la edad, ser del mismo sexo, e incluso ser familia, hacía que todo fuera cada vez más complicado, y odiaba que se complicara. ¡Cuánto hubiera dado para poder se alguien más valiente y omitir lo que los demás penaran de él! Pero no podía, era parte de su educación. Si bien su padre era más laxo, las reglas de sociedad siempre fueron enseñanzas de su madre, y en este momento las veía idiotas y sin remedio, pero obligados a cumplirlas sin siquiera poder oponer resistencia alguna. Así que cuando se vio encerrado en el baño con su primo, que ya de por si era muy extraña la cercanía – ignorando el momento del beso – debía tenerlo sobre su regazo. Tragó con dificultad y le miró a los ojos un momento. Un momento largo, y en parte porque buscaba que responder, y parte porque quería estar convencido de que nadie había en el baño en ese momento.

—Fuiste mi primer beso, Hugo— respondió en un hilo de voz, sintiendo la calidez de la mano de su primo acariciarle las mejillas. Las manos de Louis se acercaron y lo tomaron por los hombros. Casi como diciendo sin palabras “no quiero que me dejes”. Sonrió, y antes de lo esperado, le correspondió aquel beso.  Se sentía de maravilla aquello, poder ser el mismo, sincero con lo que quería. Era como si el mundo de fantasía que se había levantado con ellos en ese cubículo del baño, era todo lo que necesitara. No quería salir de ahí, e idiotamente hasta quería llamar elfos para vivir encerrados en la seguridad que aquellas cuatro pequeñas paredes le daban. Pero tuvo que separarse, respirar nuevamente. Estaba extasiado, contento, con ganas de gritarle al mundo lo feliz que sentía. Se mordió el labio inferior y sonrió sincero. —Dime que no te arrepentirás de esto, jamás— aventuró sonriendo, en un susurró apenas audible, rozando sus labios con los del orto, rezando a Merlín mismo, que le respondiera lo que fuese cuanto antes o seguro le daría algo sin lugar a dudas. 

Se sonrío por el comentario de su primo, claro que no se arrepentiría de esto. Sin embargo sabia que el mundo les apuntaría con el dedo, quizá les miren como anormales, su madre quizá lo vea como algo que debe tomarse a la ligera mientras que su padre no reaccionaria del todo mal pero lo tendría al pobre de Louis entre las cejas, por que Ronald era muy celoso de Louis, no dejaba que otros se le acerquen y eso sin duda seria un problema, aunque no había nada que su madre no pueda solucionar. Aunque sacando a la familia de lado, el resto del mundo era cruel, les dirían cosas hirientes que deberían afrontar, cosas que tenían que mentalizarse desde ya aunque no eran nada iban por ese camino oscuro, siniestro pero que alejado de ello, ambos veían como perfecto.-No, no me arrepiento de esto, por tu a mi me gustas mucho.-susurro sobre su boca, ese momento era de ellos, no había nada en este mundo que destruyera ese momento, aquel cubículo era una capsula donde el mundo no podría entrar, no podrían juzgar, no podrían alejarles.

-Tu sabes que el mundo nos va a tirar piedras, pero, aunque sea menor, usare un escudo para que ninguna de ellas te lastime. Seré mas pequeño pero tengo la inteligencia de mi madre a mi favor.-alzo la mano con su varita en alto, creo tres diversos escudos de protección en donde estaban, nadie podría oírlos, nadie podría verlos, nadie podría hacerles nada, ellos ahora estaba alejados de la humanidad por esos escudos, se rompería si obviamente cuando los dos salgan de allí y aquellos encaramientos protectores ya no tengan nada que proteger.-Estoy listo para pelear contra el mundo, listo para defenderme de todo aquel que quiera herirme, me dolerá claro que me dolerá que me señalen con el dedo pero si te tengo a mi lado para no caerme entonces lo podre sobrellevar. Intentemos ver si todo esto tiene un futuro, despacio, viendo que es lo que realmente queremos, si estamos destinados a estar juntos entonces el destino nos lo dirá; sin embargo si no estamos destinados a estar juntos el dolor sera individual, cada quien seguirá su camino, cada quien vivirá su vida y solo seremos Louis y Hugo, dos personas, diferentes pero dos personas que solo se sonríen y se saludan. ¿Entiendes?.-comento tranquilo, pues debían hacerle entender a Louis que cabía la posibilidad de que ninguno de los dos estén hechos para estar juntos.

-Debemos caminar sobre la única tabla que tenemos, con cuidado, de ambos lados hay un abismo del cual no podremos salir. Juntos debemos llegar al otro extremo para entender si estar juntos es lo que deseamos. En este momento yo siento que si te alejas de mi, me sentiré muy solo, en este momento debemos estar unidos cuando salgamos de aquí y la distancia nos separe, cuando pensemos en frio, entonces ahí, sabremos si nos extrañamos a tal punto de necesitarnos o simplemente fue...un calentón del momento.-bajo la mirada, nunca pensó que tendría que usar esas palabras, pero las dijo. Se dio cuenta que estaba sentado sobre su primo para notar la calidez de aquello, bajo las manos por el cuello de Louis, explorando la suavidad de la piel en aquella zona, descendiendo por su pecho para detenerse, debía controlar sus impulsos aunque eso le costase horrores.-Nunca antes toque otro cuerpo, se siente tan bien.-susurro sobre los labios de Louis terminando por apoyar sus manos en la entrepierna de su primo, era un niño pequeño pero no estúpido, sabia que esa zona era vulnerable como lo era suya aunque jamás llego a tocarse a si mismo. Apretó un poco para ver su reacción.-¿Te gusta que haga eso?, o...¿prefieres que me detenga?.-pregunto sobre sus labios mientras se sonrojaba.-