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AÑO 2019 Vivimos en una época donde hay pocos que se hacen llamar: Sangre Limpia. Y esto no es por una extinción de los mismos, sino más bien porque nadie se reprocha que tipo de sangre son. La igualdad ha avanzado ampliamente en cuando a los derechos de los nacidos de Muggles. Hasta ahora no existe ningún movimiento conocido en contra de los hijos de seres no mágicos, por supuesto a excepción de uno que otro vándalo racista como comúnmente han existido por siglos. Sin embargo el que la gente se confié de la paz es un error: ¿Quién sabe cuando moverán la reina roja y harán un Jaqué Mate inesperado? {Leer más}
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Buscando nuevamente mi felicidad y tu me perturbas [con Avril]
2 participantes
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Buscando nuevamente mi felicidad y tu me perturbas [con Avril]
Estaba solo, como desde que había llegado a Hogwarts, un lugar muy distinto a Durmstrang. Los días pasaban y mi soledad se hacía mas y mas latente, las clases pasaban como si fueran una eternidad, no lograba concentrarme, mi mente estaba en otro lado, uno completamente distinto a la realidad que me rodeaba. La sala de los menesteres era uno de los pocos lugares que me gustaba rondar, por extraño que parezca me hacía sentir en casa y en especial entrar en esta... me traía recuerdos de Fernando. Muchos chicos no entendían como el sombrero había seleccionado a Gryffindor para que fuera mi hogar hasta que terminara mis estudios y la verdad es que si yo me conociera, como me conozco hoy, pero de toda la vida, tampoco lo creería; estudiamos los demás colegios alrededor del mundo y Hogwarts fue uno de ellos, a diferencia de estos, en Durmstrang, no tenemos distintas casas, solo nos diferenciamos por cursos. Eso y otras cosas mas nos hacen diferentes a los demás colegios.
Gryffindor era la casa de los mas amistosos, los mas leales y en este momento, yo no me sentía de esa manera, me sentía alguien totalmente distinto; ya estando frente a la puerta y mirando a un punto fijo, cualquiera fuese, me dediqué a pasar unos minutos mas así. Muchos pasaban y me miraban, otros murmuraban sobre mí, aunque mi mente estuviera en otro lado, podía escucharlos y sabía que no les agradaba mucho mi forma de ser y que el ser tan asilado me perjudicaba entre los leones de Hogwarts. No me interesaba, yo era feliz así, sentándome sobre ese árbol y recordar viejos tiempos, tiempos mas felices de mi vida.
De pronto, cerré mis ojos y dejé volar mis pensamientos mas allá y por mas extraño que suene, me sentí como si estuviera en Durmstrang, sentado sobre un árbol que tanto me gustaba rondar. Tanta fue la felicidad que tuve al ver a Fernando a mi lado, su mano en la mía, que mis ojos derramaron un par de lágrimas. Era feliz, nuevamente lo era, estando al lado de ese ser que me hizo ser completo y que me hizo aceptarme tal cual soy, a no tener miedo al que dirán y pelear por mis convicciones.
Un suculento, un brusco movimiento del roce de alguien hizo que mi "fantasía" se esfumara de mi cabeza y el moverme, me sacó de mis pensamientos. Estaba molesto ahora, alguien me había perturbado; miré hacia los costados y noté que se trataba de una joven de Hogwarts, no podía la reconocía, ni tampoco a que casa pertenecía, pero me había molestado y le haría saber que su presencia me perturbaba, bueno no era tan así pero me jodía demasiado que me sacaran de mis pensamientos cuando en ellos encontraba una salida a la cruda realidad que estaba viviendo.
Gryffindor era la casa de los mas amistosos, los mas leales y en este momento, yo no me sentía de esa manera, me sentía alguien totalmente distinto; ya estando frente a la puerta y mirando a un punto fijo, cualquiera fuese, me dediqué a pasar unos minutos mas así. Muchos pasaban y me miraban, otros murmuraban sobre mí, aunque mi mente estuviera en otro lado, podía escucharlos y sabía que no les agradaba mucho mi forma de ser y que el ser tan asilado me perjudicaba entre los leones de Hogwarts. No me interesaba, yo era feliz así, sentándome sobre ese árbol y recordar viejos tiempos, tiempos mas felices de mi vida.
De pronto, cerré mis ojos y dejé volar mis pensamientos mas allá y por mas extraño que suene, me sentí como si estuviera en Durmstrang, sentado sobre un árbol que tanto me gustaba rondar. Tanta fue la felicidad que tuve al ver a Fernando a mi lado, su mano en la mía, que mis ojos derramaron un par de lágrimas. Era feliz, nuevamente lo era, estando al lado de ese ser que me hizo ser completo y que me hizo aceptarme tal cual soy, a no tener miedo al que dirán y pelear por mis convicciones.
Un suculento, un brusco movimiento del roce de alguien hizo que mi "fantasía" se esfumara de mi cabeza y el moverme, me sacó de mis pensamientos. Estaba molesto ahora, alguien me había perturbado; miré hacia los costados y noté que se trataba de una joven de Hogwarts, no podía la reconocía, ni tampoco a que casa pertenecía, pero me había molestado y le haría saber que su presencia me perturbaba, bueno no era tan así pero me jodía demasiado que me sacaran de mis pensamientos cuando en ellos encontraba una salida a la cruda realidad que estaba viviendo.
David Ferrán- Gryffindor
- Hechizos : 15
Re: Buscando nuevamente mi felicidad y tu me perturbas [con Avril]
Puse los ojos en blanco al escuchar el usual sermón que me daban los prefectos de Slytherin todos los jodidos días del año. Siempre era lo mismo, "Avril madura", "Avril debes considerar ser un poco más amistosa", "Deja de meterte en problemas" y más bla bla bla. Hice un globo con mi goma de mascar y cruze los brazos apoyandome contra la pared. Tenía tantas ganas de matarme en ese mismo momento, o sacar mi varita y mandar a todos al maldito infierno. -¿Podrías cerrar la puta boca de una jodida vez? -El me miro perplejo y lleno de ira. Continuó hablando y sin más rode los ojos y me fui de allí. Se quedo hablando solo como un estúpido, bueno.. estúpido ya era, como todos en este colegio. Escuche como me llamaba, pero lo ignore sin problema y seguí mi camino sin rumbo tranquilamente. Esta vez me estaban regañando porque debido a un muy hermoso acto mío, le quitaron puntos a Slytherin, y bien que los puntos me los podría pasar tranquilamente por el culo. Largue un bufido y trate de calmarme. Seguro el idiota iría como un maricón a contarle a McGonagall o a cualquiera de cargo mayor que se le cruze. Pero no me importaba, ¿De que otra forma podrían castigarme? Realmente ya las conozco a todas. McGonagall estaba acostumbrada a mi, soportandome tantos años, y debe estar agradecida de que este sea el último y ya no tenga que verme nunca más. Y en parte yo también estaba agradecida de no tener que verle más la cara a todos estos imbéciles.
Subí las escaleras hasta la septima planta, sabiendo muy bien hacía donde quería ir. A medida que pasaba, iba chocando los hombros de todos los que pasaban cerca de mi. Y a cualquiera que se le ocurra decir algo, sabría bien lo que iba a sucederle. Mastique mi goma de mascar con sabor a fresa y fulmine con la mirada a los estudiantes de primero que se encontraban cerca de mí. Ellos rápidamente dejaron de mirarme y comenzaron a hablar en susurros entre ellos. Largue una risa y continué con mi camino. Cuando por fin llegue a la septima planta, agradecí mentalmente de que nadie estuviera por allí. Estaba arta de todos y como siempre, era hora de mi terapia semanal, relajarme un rato en la habitación de los Menesteres.
Siempre iba allí cuando necesitaba un poco de silencio y paz. En un abrir y cerrar de ojos ya estaba ahí, pero esta vez había algo distinto a lo que veía siempre. Un chico de Gryffindor estaba allí en medio de la habitación con los ojos cerrados. Rodé los ojos al verlo, realmente quería estar sola. Lo observe de arriba hacía abajo, aún seguía con los ojos cerrados. Camine hacía el y choque uno de sus hombros como había hecho con todos hoy. El chico abrió los ojos y me miro con enfado. -¿Y tú que haces aquí? -le pregunte riendome por la cara de imbécil que tenía hace unos segundos. -Oh, ya se quién eres, el que vino de Durmstrang -dije cuando lo vi bien. Comence a caminar alrededor de el, observandolo. -¿Qué? ¿No piensas decir nada? -hice un globo con mi goma de mascar, y cuando exploto el pequeño ruido hizo eco en toda la habitación. -¡Responde, idiota! -grite de repente. Odie tanto que me mirara y no respondiera. Seguía con la misma cara que tenía cuando entre, nada más que ahora tenía los ojos abiertos. Puse los ojos en blanco y me aleje de el, caminando hacía el otro extremo de la habitación. Tire el chicle, saque un cigarrillo y lo encendí. Me sente contra la pared, mientras fumaba tranquilamente. -Si así es como quieres estar, pues bien solo quedate ahí y has silencio, así no habrá problema -Le guiñe un ojo y luego le dí una calada al cigarrillo. Estaba cansada para discutir. Ya que no hablaba, afortunadamente cooperaba y facilitaba mi acción de hacer como si aquel tarado no estaba ahí.
Subí las escaleras hasta la septima planta, sabiendo muy bien hacía donde quería ir. A medida que pasaba, iba chocando los hombros de todos los que pasaban cerca de mi. Y a cualquiera que se le ocurra decir algo, sabría bien lo que iba a sucederle. Mastique mi goma de mascar con sabor a fresa y fulmine con la mirada a los estudiantes de primero que se encontraban cerca de mí. Ellos rápidamente dejaron de mirarme y comenzaron a hablar en susurros entre ellos. Largue una risa y continué con mi camino. Cuando por fin llegue a la septima planta, agradecí mentalmente de que nadie estuviera por allí. Estaba arta de todos y como siempre, era hora de mi terapia semanal, relajarme un rato en la habitación de los Menesteres.
Siempre iba allí cuando necesitaba un poco de silencio y paz. En un abrir y cerrar de ojos ya estaba ahí, pero esta vez había algo distinto a lo que veía siempre. Un chico de Gryffindor estaba allí en medio de la habitación con los ojos cerrados. Rodé los ojos al verlo, realmente quería estar sola. Lo observe de arriba hacía abajo, aún seguía con los ojos cerrados. Camine hacía el y choque uno de sus hombros como había hecho con todos hoy. El chico abrió los ojos y me miro con enfado. -¿Y tú que haces aquí? -le pregunte riendome por la cara de imbécil que tenía hace unos segundos. -Oh, ya se quién eres, el que vino de Durmstrang -dije cuando lo vi bien. Comence a caminar alrededor de el, observandolo. -¿Qué? ¿No piensas decir nada? -hice un globo con mi goma de mascar, y cuando exploto el pequeño ruido hizo eco en toda la habitación. -¡Responde, idiota! -grite de repente. Odie tanto que me mirara y no respondiera. Seguía con la misma cara que tenía cuando entre, nada más que ahora tenía los ojos abiertos. Puse los ojos en blanco y me aleje de el, caminando hacía el otro extremo de la habitación. Tire el chicle, saque un cigarrillo y lo encendí. Me sente contra la pared, mientras fumaba tranquilamente. -Si así es como quieres estar, pues bien solo quedate ahí y has silencio, así no habrá problema -Le guiñe un ojo y luego le dí una calada al cigarrillo. Estaba cansada para discutir. Ya que no hablaba, afortunadamente cooperaba y facilitaba mi acción de hacer como si aquel tarado no estaba ahí.
Avril Bonet- Slytherin
- Hechizos : 11
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