1..2..3...Toca la pared (Albus)

¿Albus? Se encontraba descansando en la camilla continua a la de Molly, donde su prima no se encontraba dormida, le daba algo de pánico saber que casi no veía a su prima en la habitación a parte de cuando se despertaba por las noches con unas cuantas pesadillas y la veía dormir placidamente a su lado, pero no verla allí durante casi todo el día simplemente lograba poner nervioso. Sus sueños eran menos conflictivos que los de el Ravenclaw, simplemente se encontraba recordando su viaje en el expreso de Hogwarts, como todo era música, baile, bromas de aquí para allá y por último, juegos tontos entre tantas cosas más, para luego simplemente terminar levantandose de golpe, con un sudor frío recorriendo casi todo su cuerpo, ahogando un grito cuando en su sueño volvía a repetirse la explosión y fue la misma que lo saco del mundo de Morfeo. Se levantaba estrepitosamente, observando casi por instinto a su lado derecho, donde no se encontraba su prima... Suponía que aun era por la tarde. Paseando la mirada por su cama, para luego ver al otro extremo de la habitación. Lo veía allí, con una enfermera limpiando su frente, sin haberlo visto despierto ni una sola vez... Le estaba comenzando a preocupar, los medimagos nunca dijeron bien que tenía cuando el Prefecto se encontraba despierto, tampoco quería suponer cosas que no fueran, excepto que simplemente era mirarlo tumbado en su cama, en la misma posición de cuando habían llegado allí, le estaba poniendo nervioso.

Se levantaba de la camilla, preocupando por un instante a la enfermera, pero luego cambiaba la vista de regreso al Ravenclaw cuando el Prefecto era capaz de levantarse sin tambalear, yendo a parar directo al banco cerca de la camilla del rubio, tomando asiento en este, alejando un poco a la enfermera del chico ¿Por qué? no tenía idea alguna.-Hey...- saludaba al chico, murmurandole esperando que se despertara, pero poco a poco iba sintiendo una angustia subir todo su pecho, extrangulandole lentamente, sin dejarle respirar de manera adecuada.- ¿Qué tiene?.- Preguntaba girando la vista a la enfermera, esperando recibir la verdad, no una simple mentira para confortarlo. Metía las manos disimuladamente bajo las sabanas de la camilla, sin querer que la enfermera se diera cuenta, esperando que pasara desapercibido, para agarrar la mano inmóvil del chico, apretando con poco fuerza, esperando que le respondiera... cosa que no ocurrió, aunque aun tenía su mano agarrada por si llegaba a responder.- No me gusta verte así...- le decía al chico, suponiendo que le escuchara y aun más, esperando que le respondiera. Porque tal vez cursos antes entre tanta broma le hubiera gustado ver en cierto grado al chico así, pero en ese instante, luego de lo del verano no sabía bien que llegar a pensar.

Le miraba fijamente al chico, pues la última vez que le había visto en una cama había sido en vacaciones, de maneras que no tenía interés en recordare en ese instante, porque tampoco era una de esas personas que simplemente se dejara gobernar por sus hormonas, eso lo tenía bastante claro desde el principio que había terminado en esa relación rara con Dylan, al cual había preferido ignorar de cual forma posible, pero ahora se encontraba allí sentado observandole, solo que esta vez sin encontrarse con sus ojos claros, cosa que le había logrado recorrer una descarga por la espalda al recordar aquellos ojos que ahora simplemente se encontraban cerrando, sin poder ver como la vida se iba yendo de estos, escuchando a los medimagos y enfermeras que se encontraban en la habitación, diciendo que aquellas palabras, simplemente reaccionando por apretar su mano esperando alguna señal de vida, que en verdad aquella situación fuera una de sus pesadillas... ¿Por qué? No tenía ni la menor idea, tal vez porque en verdad extrañaba algunas bromas tontas del par de imbéciles que le habían hecho la vida un infierno en los 6 años que llevan juntos.- Hey... eres un imbécil, preocuparnos a todos de esta forma.- Comenzaba en un tono pausado, pero el tono se le quebro.- ¡Anda, se acabó la broma, ya para!- le miraba, los ojos algo humedecidos, pero sin pensar en llorar y mucho menos sollozar por el imbécil que tenía al frente y menos con una enfermera al lado suyo.

Se quedaba poco iluminado, con el chico mezclandose con las sombras de la habitación, y no solo en aspecto, sino que tambien le costaba sentir un poco los latidos del Ravenclaw, cada vez más preocupado, queriendo ayudar, pero definitivamente no lograría nada o por lo menos mucho menos que lo que lograría la enfermera o si quiera un medimago de verdad, no un simple prefecto que tiene un ego más alto que él pensando en la verdadera posibilidad de estar en la institución sanitaria por otro motivo que no fuera ser un paciente más. Escuchaba a la enfermera volver a entrar, mordiendose el labio para contener cualquier comentario y aun más, para contener los posibles sollozos que podrían llegar a salir por las palabras de la enfermera, hasta que esta terminaba su tétrico discurso, murmurando suavemente.-Vayase...-- La enfermera le veía con incertidumbre, seguido se giro firmemente y el tono se volvió más autoritario.-¡QUE SE LARGUE!.- Las luces de la habitación habían logrado titilar levemente por la explosión emocional del instante, su magia se había descontrolado levemente, pero por lo menos la enfermería había hecho el debido caso, apuntando a la puerta con la varita para cerrar esta con seguro.

-Dylan... Joder... ¡Que pares, te estoy diciendo, siempre con tus malditas bromas de mal gusto!.- - Seguía insistiendo, apretando la mano ajena con algo más de fuerza, cuando la primera lagrima ya había caído sobre las manos de ambos chicos. No pensaba dejar de pensar aquella posibilidad, no negaría esa única posibilidad para el prefecto: No era una jugarreta estúpida.

Apretaba con algo más de fuerza la mano ajena ¿Por qué se preocupaban tanto de un capullo imbécil que le había hecho la ivida imposible por casi 6 años? Mira que la vida era algo divertida en ese aspecto, podía considerar al otro casi como parte de su familia tambien, aunque no lo quisiera admitir, pensaba que lo veía más seguido a él que a James. Tampoco pensaba admitir cualquier otro sentimiento, mucho menos en ese instante en que lo único que podía sentir era ese vacío en el pecho que generaba una fuerza que no le permitía respirar de manera adecuada  cuando los medimagos habían forzado la puerta y habían entrado junto con las enfermeras, alejandolo del menor de los Schneider.- ¡Hey! ¿Qué pasa?!- decía de manera brusca unas cuantos tonos más arriba de lo habitual, haciendo fuerza para volver a acercarlo, pero lo tenía atrapado entre dos de los enfermeros, intentando calmarse lo más que podía para evitar que las luz comenzara a titilar por culpa de magia descontrolada, producto del Slytherin.

Dejaba de forcejear en el instante en que habían cubierto al chico en sabanas, alejandose de este, mirando con el mismo rostro que sus padres le habían contado lo que era la muerte, pero nunca había sido testigo de una... y tampoco pensaba ser testigo de una. Boquiabierto, sin poder creer lo que estaba ocurriendo, no estaba Molly para consolarlo, se encontraba solo y sólo tendría que afrontar todo esto. Se acerco de manera precipitada al chico, quitandole la sabana de encima, sin querer ver los ojos cerrados del otro y su rostro carente de color, simplemente enfocando posar las manos en el pecho, una sobre la otra, directamente sobre el musculo cardíaco, haciendo una presión constante sobre este en variados intervalos, intentando la resucitación por...¿décima vez? en el día.- ¡HEY PEDAZO DE IMBÉCIL, QUE PARES CON LA MALDITA BROMA DE UNA VEZ!! YA DEJO DE SER GRACIOSO HACE DÍAS ATRÁS!-- no iba a perder la fé en esa teoría, no pensaría aceptar la otra posibilidad, ni aunque un basilisco le llegara a morder. Continuaba haciendo presión sobre el pecho del otro, no pensaba dejar que este dejara de circular sangre y oxigeno por su cuerpo, si era necesario hacer un corte y hacer que el corazón bombeara con ayuda, lo pensaba hacer, no iba a dejar que se fuera así de sencillo.

¿Lo siguiente? Había sido cubrir su nariz, para acto seguido posar una mano en su mejilla y acercar el rostro entre ambos para darle un beso al chico, o más que uno de esos besos que había pasado entre ambos, era una forma de rogar que el otro no se fuera, dandole oxígeno boca a boca, era completamente distinto a lo que había pasado en el verano, era gélido y lo único que se transmitía por él era miedo. Se alejaba y volvía al trabajar cardíovascular, esperando que reaccionara.- Por favor... Dylan.- cerraba los ojos, una lágrima caía por su mejilla.