Tras las clases [Leane]

No podía creer el desastre que su hermano había causado en el aula de pociones hacía unos días, aún estaba pensando en un castigo adecuado para él, tanto como profesor, como familiar. No podía ser tan caprichoso.

Había dejado ya todo el aula recogida y limpia, las clases del día habían terminado hacía media hora y tenía ahí mismo una cantidad de muestras de pociones que le desanimaba un tanto. Era divertido, dar clases, tratar con gente que casi tenía su edad, estar en aquel castillo. Él nunca había sido un estudiante en una escuela, siempre había hecho todo en casa y por su cuenta, no tenía ni idea de que era todo aquello y como primera experiencia no estaba nada mal. Pero el tema de poner notas, corregir trabajos y examinar alumnos se le hacía muy tedioso, apenas les mandaba cosas extras, lo que hacían en clases decidiría todo, así él mismo no se cargaba de más.

Tomó las muestras y las llevó a su despacho, dispuesto a ponerse a trabajar, pero no encontró su carpeta, la que tenía llena con los archivos de los alumnos, sus fichas, nombres y calificaciones. Lanzó un hechizo rastreador y siguió la punta de su varita, esperando haberla olvidado en clases o algo así.

Pero para su sorpresa parecía haber olvidado la carpeta en la sala donde los profesores se reunían usualmente, era cómoda y había pasado ahí la tarde anterior poniendo cosas en los expedientes, anotaciones de memoria mientras la directora daba algunas directrices sobre como sería el baile del futuro hallowen y demás. Entró y suspiró, tranquilo al saber que ahí nadie podría haberle cambiado nada, y se encontró con una compañera docente, le dedicó un asentimiento con la cabeza como saludo.

-¿Como fue todo hoy Leanne? - comentó amable, tratando de mantener una conversación. Ahí al parecer no era un profesor tan querido como podría, recién llegado, nadie lo conocía porque había estudiado en casa y además, demasiado joven. Al menos le salvaba que solo estaba en prácticas. Trataba de, al menos, ser amable durante los ratos que compartía espacio con ellos - los martes son, casi tan terribles como los lunes ¿no?

Aburrida,así era como había sido el dia entero para mi,mis clases eran las menos concurridas y aquello me aburría y mucho ya que eso me dejaba sin nada que hacer puesto que ni siquiera mandaba deberes ya que no quería que los alumnos me tomasen asco alguno.Estaba sentada en la sala de profesores,redactando algunas cartas y documentos que necesitaba mi hermano que le enviase urgentemente,ya que era la copropietaria y vicepresidenta de su negocio y eso era lo divertido ya que siempre que había reuniones nos veíamos y acabábamos hablando hasta muy tarde y lo gracioso era que nos acabábamos contándolo todo en cinco minutos.Remojé la pluma en tinta y seguí escribiendo arduamente,sabía que había una carpeta por lo que la tenía guardada hasta que su propietario viniese a reclamarla,lo cual intuía que sería pronto,yo era muy organizada y me gustaba tenerlo todo en su sitio ya que no me gustaba perder las cosas de vital importancia como los documentos y cartas de la empresa,de pornto vi a mi compañero y sonreí amplia y alegremente-nada,todo igual de monótono y aburrido,Adnan,a mis clases van poquísimos alumnos y solo se esfuerzan la mitad-dije riendo levemente sin dejar de mirarlo-cierto,todos los dias son igual de monótonos-dije cuando de pronto caí y me levanté para darle su carpeta-por cierto,te dejaste esto olvidado y te lo estaba guardando,espero que no te moleste-añadí con mi mejor sonrisa alisándome el vestido y entregándole en mano su carpeta con mi mejor sonrisa,esperando compartir un buen rato hablando en compañía ya que el me resultaba una persona agradable.

Él iba, mientras hablaba, mirado a todas partes, buscando donde podría estar aquella carpeta que realmente necesitaba para no tener que comenzar de nuevo a  poner notas a los alumnos. Se le haría un mundo y al final cada uno tendría lo que rostro en clases le dijera. Y por supuesto, no quería ser tan poco profesional, no era profesor por vocación, pero cuando hacía algo le gustaba hacerlo bien.

-Que envidia, daría lo que fuera por dar clases a grupos reducidos - le respondió con una mueca que se medio parecía a una sonrisa. Realmente le daba igual cuantos alumnos estuvieran a su cargo, pero hacer la mitad de comprobaciones sonaba muy bien, sobre todo porque tras cada clase debía poner notas a las pociones realizadas y no siempre era igual de sencillo comprobar que funcionaran.

Al verla ponerse en pie paró de buscar con la mirada y se fijó más en la mujer, se llevaban pocos años, ella también era una profesora muy joven, se ve que la directora está renovando el personal pues muchos de los profesores eran veinteañeros con poca experiencia, tal cual él.

-Ah lo tenías tu, no claro, venía a buscarla así que genial. Gracias por guardarla - dijo tranquilo mientras recogía su carpeta, sin realmente sentir ese agradecimiento, simplemente la había encontrado y guardado sin motivos, ahí nadie la iba a tocar, que carajos. Pero las normas sociales eran fáciles de cumplir y hacían más llevadero el día a día - no tenías que molestarte, pero igual.

Dejó la carpeta en la mesa y se sentó a un lado de donde estaba la mujer, tenía intenciones de marcharse a hacer sus cosas, pero de pronto se le antojaba muy aburrido ir a poner notas y corregir cosas, simplemente un rato ahí no estaría tan mal como podría sonarle en general, sobre todo porque ahí dentro no podía fumar en ninguna parte, y el mono pasa mejor en compañía, se suele decir.

-Supongo, por tus palabras, que no tienes mucho que hacer ¿quieres un café? - había allí mismo una mesa encantada que daba directo a las cocinas, y así como pasaba en el gran comedor la comida aparecía magicamente al momento de pedirla, los elfos de aquel castillo eran una maravilla - podríamos hablar un rato y conocernos mejor, realmente siento que aún no conozco realmente a ningún compañero, es raro - miró de reojo hacía la mesa donde debía aparecer el café y su sonrisa se torció al ver leche, azúcar, café y tazas, volvió a ponerse en pie - ¿Quiere algo pues?