Queriendo compartir algo, pero no se si a ti te agrade eso (con Randall)

Uno, dos, tres, cuatro y un paso al costado, cinco, seis, siete y ocho, un paso adelante, no sabía porque hacía eso pero el hambre me estaba matando, tenía que ir a las cocinas y eso significaba pasar por las mazmorras, mejor dicho, dirigirme a estas y era algo que no me agradaba, no es que las serpientes me caigan mal, es solo que algunas cosas no me agradaban de su actitud, aunque dicen que nosotros, las águilas, tenemos mucha similitud con estos, pues yo creo que no, creo que cada uno es distinto y que tenemos características totalmente distintas, pero si por generaciones y generaciones dicen lo mismo, creo que tendré que comenzar a creerlo, quiera o no. Los prefectos de esa casa se hacían reconocer muy bien y es que la mayoría ya sabían que algunso abusaban de su "poder".

El jefe de esa casa la verdad es que no me caía para nada bien, pero tenía que cruzarlo en alguna que otra clase y era de las peores a mi parecer, porque no la disfrutaba, pero era algo que salía de mi, de esas cosas que no se pueden evitar, que si o si pasan por tu mente, trataba de pasar esas horas lo mejor posible, de poner todo de mi pero la verdad es que no funcionaba, realmente algo estaba fallando en mi y no quería o no podía... bueno, se dice que poder se puede todo, pero querer, eso ya es distinto, tal vez yo era el que no quería hacerme a la idea de que tenía que pasar esa materia, quiera o no.

De pronto, las escaleras se terminaba y debía entrar a esos pasillos un tanto húmedos, esos oscuros, todo lo que daba a entender de que te encontrabas por la parte mas baja de Hogwarts, tal vez lo veía de esa manera, porque estaba acostumbrado a estar en la parte mas alta del castillo, una de las torres. Todo esto era tétrico a mi parecer, me sacudí el pulover y luego de aspirar aire por mi boca y largarlo con fuerza por la nariz, puse mis manos en los bolsillos para luego adentrarme en las mazmorras con ganas de no encontrarme con nadie indeseable, sobre todo con alguien que me daba fiebre de verle.

Todo iba bien, trataba de saludar a todos, tan solo por respeto y porque a nadie se le debe negar el saludo, cuando estaba a punto de llegar a mi cometido, que eran las cocinas, para pedir algo para comer y sacarme el hambre que tenía encima, siento que alguien viene detrás mí y acelera el paso para ponerse casi a mi lado. Cuando me doy la vuelta, veo que se trataba de un rubio prefecto de sépitimo año de Slytherin, la verdad es que no quería tener problemas y esperaba que ese chico no los quisiera tener o simplemente crearlos, tan solo lo tenía de vista por lo que no podía decir mucho de este, pero parecía ser una persona a la cual no le agradabn tanto la gente de otras casas que no sean la propia.

-Hola, te puedo ayudar en algo?- pregunté con mi mejor cara y frenando de golpe para que le otro no tenga que seguirme el paso.

El pequeño e insignificante ser se mostraba osado y curioso por el ruido procedente del exterior. Randall llevaba tiempo observando sus movimientos mientras  se encontraba sentado en el suelo de uno de los pasillos que llegaba a la sala común de las serpientes.  A un lado el joven Wright tenía una pila de libros de DCAO y al otro su túnica, pues era un día más cálido de lo habitual. Pese al calor procedente del sol, las mazmorras eran un lugar diferente y el joven podía notar el frio de los gruesos muros colándose por su espalda. Randall no tardó en incorporarse sigilosamente.

Y allí estaba de nuevo. Curioso, pero a la vez incauto, el pequeño roedor blanco de ojos rojos como el fuego salió de su escondite. Y esa era la última vez que lo haría. Randall recordó aquellos ojos e intentó guardarlos en su memoria. Como si se tratara de un demente, el chico disfrutaba siempre haciendo aquello; disfrutaba recordando las últimas miradas de aquellos que sucumbían ante sus artes más oscuras. El pequeño ser se encontraba por aquel entonces recolectando una especie de semilla del suelo; tras un destello de luz verde que iluminó todo el pasillo, el ratoncito quedó inerte y todo ápice de vida se desvaneció de su ser. Randall sonrió, no pudo evitar hacerlo.

El roedor yacía petrificado con la mirada perdida y la boca entreabierta. Su cuerpo estaba rígido como el de una estatua y sus patas delanteras parecían querer rasgar algo del suelo. Divertido Randall tomó al ratón por la cola y lo lanzó lo más lejos que le permitieron sus fuerzas. Cuando el joven ponía rumbo a su cuarto escuchó unos pasos no muy lejanos. Al doblar la esquina pudo ver pasar una túnica que no era de su color, como tampoco lo era el portador de esta. - ¿Qué estará haciendo un águila por aquí? – Randall se volvió curioso y siguió de cerca al joven. El chico de cabellos dorados apretó cada vez más el paso hasta situarse a su lado. Randall sabía muy bien por qué pocos miembros de otras casas osaban adentrarse en el territorio de las serpientes; bien sabido era por todos que se trataban de seres altamente dañinos y peligrosos. – Quizás sea yo el que pueda ayudarte a ti. ¿Qué hace un águila fuera del confort de su luminoso nido? – la voz de Randall sonó fría como el hielo.

De pronto, su mirada y su voz eran como distintas, no entendía bien ese cambio tan repentino, pero ay alguna que otra vez me había pasado con otra serpiente, tal vez es un rasgo característico de ellos y no lo pueden evitar hacer, o tal vez sea un reflejo para intimidar a los demás, el tragar saliva si bien era algo que quería ahcer, no lo mostraría, porque eso tambiñen daría a entender al rubio que estaba cayendo en sus "redes" o mejor dicho, me estaba dejando apretar por este, como toda serpiente hace cuando agarra a su presa.

-Pues yo creo que si- dije aún con uan sonrisa en mi rostro, no me iba a dejar vencer tan fácil, sin siquiera dar pelea en lo que respecta a una charla siquiera -estoy buscando las cocinas, es que me ha dado un poco de hambre y bueno, quiero un snack en este momento- la sonrisa seguía dibujada y no iba a cambiar, era uno de mis dotes y por los cuales muchos creían que era una persona adorable, de esas que practicamente siemrpe tenía pegada al sonrisa en el rostro, a veces pasaba por algo tonto epro no iba a cambiar para caerle bien a los demás.

-Y creo que ya te contesté a la pregunta de por qué salí de mi nido, cuando uno tiene hambre debe de hacer de todo por conseguir el alimento que calme eso, no lo crees?- dije guiñando un ojo y esperando sus respuestas, tal vez esperaba que me hiciera a un lado, que saliera corriendo o que simplemente me quedara cayado, pero no, eso no lo iba a conseguir, no conmigo por lo menos.

La brisa en los pasillos de los niveles inferiores del castillo era diferente. El ambiente ahí abajo era más rancio y el aire se hacía más denso al respirar. Nadie dudaba de que por tradición a la historia de su fundador, la sala común de Slytherin debía permanecer confinada a aquellos lares; si bien, muchos opinaban que estar bajo suelo era un trato casi inhumano para los alumnos que portaban el escudo de la serpiente. A Randall aquello le daba igual, pues le gustaba la diferencia. A aquella águila también parecía gustarle el lugar.

Tras un primer cruce de miradas Randall se percató de que el joven era más inteligente de lo que parecía, mucho más que aquel osado ratoncillo que se había decantado, minutos antes, por mostrar sus orejas en un entorno de serpientes hostiles. No solo se sabía preparado, el águila parecía más bien un pescado fluyendo con naturalidad por las corrientes de aguas de los pasillos que comunicaban las mazmorras.

El chico de Ravenclaw no resultaba un completo desconocido para el joven Wright. Sabía de su existencia, y de entre lo malo, podía resultar de lo más aceptable en la escuela. Pese a que le resultaba presuntuoso, peculiar y creedor de estar a un escalón más; a Randall le parecía un chico decente con un buen apellido dentro de la historia de las grandes familias de la magia. Pese a aquel pensamiento positivo, la sonrisa del chico le molestaba. Bueno, a decir verdad toda sonrisa le molestaba – Puede. Aunque también podrías esperar unos minutos a que fuera el momento del banquete. Las condiciones aquí abajo no suelen ser propicias para que un águila levante su vuelo con seguridad – Randall sonrió irónico. – Pero por esta vez creo que has tenido suerte, yo también tengo hambre. Sígueme – La serpiente se adentró entre pasillos cada vez más oscuros invitando al chico águila a que le acompañara.

Me tomo por sorpresa, debo de confesarlo, el que Randall se atreviera a decirme que lo siguiera, era todo un tanto confuso, pero no me opuse a esto, no estaba en terrenos donde yo tenía el control, muy al contrario estaba en el su territorio y a decir verdad, si que daba un tanto de "cosa" estar bajo tierra, no entendía muy bien porque se dijo que este sería el lugar para que los chicos de Slytherin lo habiten, si bien cerca de aquí se encontraba también el lugar de Hufflepuff, ese era otro tema, no se... sabiendo la personalidad que suelen tener los denomidanos por todos, o por lo menos la mayoría, "serpientes", no se... yo siempre pensé que este no era el lugar adecuado para ellos, estos a mi parecer, debían de estar en otro lugar, uno que los deje mostrarse mas, uno en el que puedan relucir, como a mi parecer, estos querían mostrarse.

Lo seguí, caminando por los pasillos de aquel húmedo lugar, si, se podía decir que era húmedo, nos encontrábamos bajo tierra, el que diga que la tierra no es húmeda, comete un gran error, pero uno muy grande, en fin... caminaba tras de él, algunos me miraban y también a él, tal vez no entendían que hacía un chico de Slytherin caminando con alguien de Ravenclaw, pero a mi no me afectaba en nada, es mas, como me tenía que mostrar con un rostro totalmente tranquilo y como si me sintiera en mi lugar preferido, una sonrisa se posaba en mi rostro, de esas que te dan a entender que todo está bien, que todo está en "orden".

De pronto, se pueden ver las puertas de las cocinas, ya había tenido malas experiencias al ver como ciertos chicos de Slytherin trataban a los pobres elfos que se esforzaban tanto para hacernos una cena, merienda, almuerzo, desayuno, increíble! pero bueno, no todos pensamos y nos comportamos de la misma manera, por lo que antes de que entremos me le puse en frente a Randall y lo mire serio, esta vez hablaría yo y con toda franqueza haría saber mis intenciones en ese lugar.

-Te he seguido, no dije nada pero antes de que entremos por esa puerta tengo que dejar algo bien en claro- dije con voz firme y sin titubear, no lo podía hacer frente a este, se notaba que no era un chico de andar con vueltas asi que fui al grano -Verás, no se como eres tu con estas personitas que se encargan de neustra comida, pero yo los respeto y mucho, no me gusta que se los trate mal de ninguna manera y tampoco quiero que lo hagan, porque conozco gente de Slytherin que es mala con ellos, que hasta los patean y les dicen cosas muy hirientes y como ellos están para servirnos a veces se aprovechan de esto- tomé un poco de aire porque todo lo que había dicho salió de una manera tan natural que no me dio ni tiempo de poder tomar algo de aire, luego continué con mi "discurso" frente a Randall -Espero que tu no seas de esas personas, y se que hago mal en pre juzgarte sin conocerte bien siquiera, pero me duele mucho ver que se cometan injusticia con esas criaturas que solo quieren nuestro bien- agaché la cabeza y me quedé mirando el suelo, esperando la respuesta o lo que tenga que decirme Randall, esperaba no haberlo ofendido...