¿Es una broma de mi mente o una realidad? [Roseline]

La naturaleza confiada que siempre solía tener, últimamente se veía menguada, como si el sol se fuera apagando o en todo caso, ocultado tras una montaña de inseguridades y mil barreras mentales. Por algunos momentos del día me provocaba llevar la varita hasta la zona de mis temporales y sacar uno a uno esos recuerdos que tenían un papel tan punzante en mi mente, tal cual arma blanca.  Era bien cierto que esta tarde estaba algo desocupado, estar en el último año era un poco de libertad, a pesar de que siempre que se antojaban de joderte la paciencia, lo hacían sin previo aviso.

Salí del castillo en camino a los jardines, a la parte más solitaria de todas, donde muy poca gente solía ir, quería escaparme de todo por unos instantes. Alce mis ojos a la vista impresionante del cielo, formando figuras con las nubes, a veces simplemente no dejaba de sorprenderme la perfección de todo. Escucho mi nombre a lo lejos, pero no logro reconocer la voz, volteo al sitio de donde provenía aquel llamado –Hola Eve –Moví mi mano en gesto de saludo a la chica, no le conocía muy bien, desde que llegamos a este curso, se comporta medio extraño cada vez que me ve.

Llegue a ese árbol, recuerdo fue donde hable con Derek la última vez, antes de entrar al torneo de magos, nuestra apuesta fue muy épica y perjudicial para mí, bufé y me lance sobre el pasto verde bajo mis pies. Admire por un momento el cielo, en paz, tranquilo, azulado, sonreí. –Vamos Billy, puedes superarlo, siempre has podido con todo, incluso contra tus padres, eres fuerte y no debes dejar de creer en ti mismo –Recordé las palabras de mi abuelo, esas que me dijo aquella tarde antes de venirme de Florencia, justo en este momento le extrañaba, a pesar de hubiese sido el quien quiso matarme años después, lamentaba que a pesar de su vejez, aún seguía siendo un vil mortifago. Un suspiro largo y un poco ahogado se coló desde el interior de mis pulmones, como si respirara el veneno de una traición.

El atardecer estaba por comenzar, el reloj marcaba casi las 4 de la tarde y luego de allí no creo que tardase mucho en llegar. Me apoyo en mis brazos haciendo palanca hasta lograr recostarme en el árbol que se encontraba a mi lado, ahora tras de mí. Tome mi varita y me dispuse a juguetear un poco, en algo tenía que ocuparme para distraer mi mente, tratar de aislarla lo más posible y llevarla fuera de este mundo, aunque para el estado en el que me encontraba, no se me haría tan difícil. Las figuras del agua y el fuego que creaba frente a mí, eran de un color hermoso. Dos caballos intentando abrazarse, pero se limitaban para no herirse, en su resistencia se juntaron y evaporándose juntos, una escena que raramente se reflejaba de mi mente.

Miré a mi gatita Anala con el ceño fruncido ¿por qué estaba ronroneando tanto? nos encontrábamos sentadas en una banca que estaba a la sombra de uno de los grandes muros del colegio, no podía quejarse del Sol sobre su fino pelaje tan característico de los bosques de noruega, tampoco el clima se mostraba abrasador; era simplemente una tarde tranquila y calmada, o por lo menos para Anala, porque yo tenía que entregar un reporte de lo que fue la clase de Historia de la Magia y tenía todo, menos ganas para hacerla.

A pesar del buen clima y el ambiente tranquilo, Anala no se quedaba quieta, miraba de un lado a otro, y por mucho que intentaba seguir la secuencia que seguían sus gestos no encontraba nada - hermosa mia, tengo que terminar una tarea un tanto dura, así que si no deseas cambiar de papeles mas vale que... - mis palabras quedaron a medias porque mi gatita no tardó en salir corriendo como alma que se la lleva el diablo ¿pero qué rayos le estaba pasando ahora? - ¡Anala!  grité recogiendo mis pertenencias en un parpadeo para correr tras mi bella gatita, que si bien era natural que ella anduviera libre por todos lados y volviera a mi lado antes del anochecer, no era muy habitual que reaccionara de aquella forma, claro, salvo que estuviera jugando con Morgana, la gatitta de mi amiga Atalaya.

Tuve que ignorar las preguntas que dos amigos me hicieron en el camino, diciéndoles un simple "Luego les explico" y un "lo siento" que no estaba muy segura que hubieran escuchado, porque siendo honesta apenas me había detenido a decirles lo primero, me urgía atrapar a mi gata y ver que estuviera bien. Mientras corría pensaba que posiblemente había visto una rata o un animalito de aquellos, incluso un pájaro, a ella le encantaba jugar con esos animalitos alados aunque dudaba mucho que a los pájaros les gustara jugar con Anala. En caso de que fuera eso, todo estaría bien, pero amaba a mi gata y prefería comprobar que se trataba de eso y no de algo mas.

Tan perdida estaba en mi andar que no vi que estaba un chico sentado contra un árbol, y no lo ví porque noté que Anala pasó por un lado del árbol y yo, pensando que podía atraparla a la vuelta, pasé del otro sin despegar mi vista del árbol. Grave error, porque de un momento a otro estaba tirada sobre las piernas de alguien y medio sucia. Me dolían las rodillas y parte de un hombro porque a saber como fui a caer. Me removí, sintiendo total vergüenza mientras mi cabello pasaba a un color rosado que reflejaba mi pena. Traté de quitarme lo antes posible y levantarme, pero estaba tan turbada que lo intentaba con cierta torpeza - Yo...yo lo siento mucho perdón es que mi gata echó a correr y yo iba tras ella y.... - callé de inmediato al percatarme sobre quien había caído ¡Tierra tragame! por favor...por favor ¡hazlo! Quedé tan asombrada, aturdida y alterada tras ver sobre las piernas de quien estaba que me quedé inmóvil, tiesa, con los ojos bien abiertos sin saber como reaccionar. Simplemente, no lo hice.

Terminando el acto con aquellas figuras mágicas, reflejo de lo que pensaba. Coloque mi varita a un lado, sumergiéndome en mis pensamientos sin sentido, recordando desde mi familia hasta la última novedad que había ocurrido en mi vida, mi hermano ahora mi vivía conmigo, bueno, al menos en lo que eran las vacaciones del colegio. La brisa estaba suave, sus roces en mi rostro eran como tiernas caricias al atardecer, alborotaba un poco mi cabello, despeinándome un poco y cada vez que intentaba hacer que volviera a su lugar, el viento insistía en que permaneciera fuera de el. Recordé las escenas del tren ¿Quién pudo haber causado eso?, lo que más me intrigaba es que ni siquiera el ministerio daba con un culpable, a pesar de que fuera algo difícil, sin testigos, sin evidencias. Todo había sido delicadamente planificado, lo que si estaba seguro es que era un atentado y una verídica advertencia.

De la nada y sacándome de mis pensamiento confundidos, salto un animal hermoso Por encima de mis piernas, aunque estaba un poco sucio, pero eso no disminuía en lo absoluto su hermosura. Podría intentar describirlo, pero no alcanzaban mis palabras para ello. –Vaya, que sorpresa gatita –Le observe bien y quede frío, como el agua en la mañana de un día de invierno. Era Anala, la gatita de Roseline ¿Pero cómo ha venido a parar acá?, al parecer o aún me recordaba o simplemente se le había extraviado. Bien sabido era, que con ella no había compartido mucho, tal vez un par de ocasiones, no muchas. De repente caí en cuenta de que Roseline podría estar cerca.

Le acaricie un poco el pelaje, mimándole mientras aun permanecía a mi lado, ya luego me encargaría de llevársela personalmente, seria descortés dejarla botada y sola. Unos pasos seguidos de alguien cayendo no frente a mi, sino en mis piernas, lo cual hizo que me exaltara un poco, mi vista rápidamente se fijó en la persona que se encontraba sobre mí y… era ella, era Roseline, esa dulce mujer que aun hacia latir mi corazón como un colibrí. Escuche sus palabras y luego su silencio al ver quien era yo y donde había ido a encontrar su felina.

Sonreí de lado, más que todo por intentar disimular mis nervios y mi mente colapsada por el momento. –No te preocupes, por suerte, sabe a quién buscar –Le comente calmado, refiriéndome a la minina. Este momento sin duda alguna era muy incómodo para ella. -¿Estas bien? –Pregunte mientras aun permanecía en mis piernas, por otro lado Anala, quien ronroneaba tranquila en mi lado. No sé si esto era una oportunidad para que por fin aclaráramos las cosas, pero no planeaba arruinar el momento –Puedes sentarte aquí, si quieres, a mi lado, digo, pero si quieres permanecer sentada aquí, no me molesta en lo absoluto. -Sonreí, algo contento por este momento tan inesperado, pero tan ansiado.

Tal vez se negaría, tal vez no, era impredecible lo que haría, aunque en el fondo deseaba que se quedara un rato conmigo. –Hace una tarde hermosa y de repente aumenta su hermosura con Alana, pero tú, tú haces la diferencia. –Dije en forma de halagarla, era muy poco el tiempo que teníamos para estar solos, sino, simplemente ella se encarga de evitarme en todos lados.

Y ahí me quede... alelada, mirándole con las mejillas sonrojadas y sin reaccionar muy bien ¡de verdad qeu clase de imagen personal estaba dando! escuché todo lo que decía, absolutamente todo, y su atención no ayudó a tranquilizarme. Todo en ese hombre me ponía absolutamente nerviosa, igual no importaba que me tratara con encanto o con dureza, su simple presencia me bajaba la guardia ocasionando que me comportara de una forma mas inmadura que incluso la del año anterior.

Bajé la vista y negué con la cabeza lentamente como reaccionando y dándome cuenta que antes que nada debía bajar de sus piernas, lo que viniera después tenía que pensarlo con calma. Me moví un poco sobre sus piernas, tan solo apoyándome ligeramente sobre sus piernas para poder levantarme, tras aquello me limpie las pompis y un poco las rodillas, tratando de hacer un poco de tiempo antes de volver a abrir la boca "actúa natural Rose" me animaba a mi misma - Si...si estoy bien, nuevamente una disculpa Billy iba detrás de Anala, ya la conoces, cuando le da por jugar no hay quien la detenga y de pronto terminó aquí y yo ni en cuenta de que había alguien, como te diste cuenta terminé cayendo sobre ti ¿tu estas bien? en verdad lamento haberte incomodado - y creo que no iba tan mal, salvo que parecía que me daba un ataque de verborrea justo ahora... de ahi en fuera sonaba coherente ¿no?

Miré el espacio junto a él y luego a Anala quien parecía haberse acomodado a su lado con complacencia ¡pero que gatita tan traviesa! por unos momentos estuve debatiendo internamente conmigo misma sobre qué debería hacer...dándome cuanta que hiciera lo que hiciera no resultaría muy bueno o muy malo. Suspiré profundamente colocándome a su lado aunque no invadiendo su espacio personal - Si...tienes razón es una tarde agradable, por suerte no hace un calor abrazador y se puede estar bien...adoro estar al aire libre - comenté vagamente mirando hacia el cesped frente a mi, pues no atinaba a ver a otro lado donde Billy no entrara en mi visión - y bueno ¿qué tal tu? ¿disfrutando tu último año aqui