Los soldados de madera (Rosie & Madd)

El clima estos días estaba horrible, por un lado la lluvia no nos permitía salir, bueno si podíamos pero estar todos mojados no era algo aceptable. Por otro lado los profesores nos cuidaban como si fuéramos de cristal después de aquellos ataques, así que se me ocurrió una idea. Madd era una buena amiga desde año pasado aunque estaba algo loca con eso de hablar sola por otro lado Rosie creció conmigo en Hogwarts, todos les tenían ganas a la rubia, no negare que en el pasado le anduve detrás pero siempre me comporte, no quería romper la amistad así que lo mejor era ponerse una barrera así mismo. La cosa era que necesitábamos practicar algunos hechizos, y aunque nadie quisiera a los Slytherin yo tenia aprecio por ellos, de hecho esa desvío ser mi casa desde un principio pero por culpa de Derek yo le pedí al sombrero que no quería ser de Slytherin, que tenga un poco de compasión y me puso en Ranvenclaw.

Después de salir de su sala común, camino hasta los pasillos del séptimo piso, se paro delante de una gran pared, cerro los ojos, deseaba mucho en su interior una sala donde pueda practicar magia así que una puerta aprecio delante de él. Traspaso la misma encontrándose con un enorme jardín donde brillaba un hermoso sol, al parecer el castillo sabia lo que deseaba para poder practicar. A unos metros había unos enormes muñecos de madera que estaban esperando ser usados de blanco. Como Madd y Rosie, eran de Slytherin, ambas vendrían juntas, sabían donde estaba la sala de menesteres así que a ambas las tendría aquí en un momento. Miraba a los muñecos para sentirse en calma, alzo la mirada para ver cada rincón de aquella habitación, era todo demasiado real, hasta podía sentir el roce de sus dedos contra aquellas plantas.-Me encanta este castillo.-hablo solo para suspirar, sentándose sobre una roca mientras las esperaba a ambas.-

No podia esperar tanto a la chica rubia, no, me daba flojera y rabia esperar-Rosie,Apurate! tu cabello no se caera por si le hechas otro tinte, tus senos tampoco y tus labios se mantendra aun levantados mientras le estes dando uso a esa hermosa boca-le aconsejo, mientras tenia los brazos cruzados, sentada en el baul que estaba a orillas de mi cama. Observo distraida de aca para alla como se movia Rosie con gracia por la habitacion de las chicas, creo que queria estar muy hermosa para la ocasion. No sabia el porque.

Aun no sabia tampoco que es lo que queria realmente Dylan. Queria vernos en la sala de menesteres a las dos, a lo mejor tenia una buena idea debido a que la sala de menestere era un lugar sin duda que exploraba nuestra mente, se convertia en lo que uno mas deseaba en ese momento. Me quede pensando en aquello por un momento, muy pocas veces me adentraba a esa habitacion porque no pasaba mucho por la septima planta y cuando me acercaba, se me dificultaba un poco entrar, no veia ninguna puerta.

Mire con mala cara Rosie que no se alistaba del todo-Rosie, yo me adelantare, te esperaremos en la Sala de Menesteres, Dylan y yo, recuerdate toda tu hermosura no se ira-le digo sarcastica y salgo corriendo de la habitacion para salir de la Sala Comun por fin. Subo las escaleras rapidamente hasta llegar a la Septima Planta. Mi lengua estaba guindando porque tantas escaleras me dejaron sin aire. Pense en el lugar y en Dylan, en donde se encontraria Dylan. Cerre los ojos y me aferre solamente en desear en conseguir al azulejo, cuando abro los ojos miro una puerta en aquella pared.

Acero mi mano poco a poco a la manilla y la abro, era un paraiso lo que mis ojos presenciaban hasta que baje mi mirada hacia un chico que estaba esperando, ademas estaba solo-Dylan, Hola-le saludo sonriente con las mejillas enrojecidas. Tenia mucha confianza con aquel azulejo, de las cuatro casas de Hogwarts con los azules era con los que mejor me llevaba-Disculpa la demora, es que la inflada de Rosie no se daba prisa y aun esta en la habitacion de las chicas alistandose-le explico, comenzando admirar todo el lugar, veo unos muñecos de madera a nuestro alredor-Que significa esto?-pregunto curiosa abrazando a uno-Amor mio-digo  con voz de hombre.