Y decían que no lo haría {Meghan}

por **Fred B. Weasley** Sáb Abr 19, 2014 5:09 am

¿Qué hacía un tipo como Fred en un lugar como este? Pues superar un reto ¿Qué otra cosa si no? La verdad es que el chico era muy simple y normalmente, se picaba con mucha facilidad cuando alguien le retaba a alguna cosa, no era muy competitivo pero como todo tipo con pocas luces respondía así al típico "no hay huevos a....". Para haber entrado en Hufflepuff (Todavía ni él mismo sabía por qué) era un chico de lo más atrevido y lanzado, valiente pero a veces por tanto "valor" terminaba siendo idiota y metiéndose en problemas muy fácilmente. Era un verdadero Weasley, su padre siempre le decía que era como su tio Fred, al que él hacía honor con su nombre pero que desgraciadamente no había llegado a conocer. Aunque claro, teniendo en cuenta que su padre era una copia del mismo pues ya se hacía una idea de cómo había sido.

Esta vez el reto había sido un "no hay huevos a ir al laberinto y recuperar el guardapelo de Myrtle la llorona". Era conocido por todos el mito de que la chica había perdido ese guardapelo el día en el que murió y que había muerto porque ese guardapelo la protegía porque estaba hechizado, tal vez era una broma, tal vez era mentira, tan solo era un rumor pero como le habían puesto el "no hay huevos a..." delante, pues Fred respondía así. Y por este motivo ahora estaba adentrándose en el laberinto al que nunca había entrado porque nunca le había interesado. Su hermana ya le había dicho muchas veces que esa mentalidad suya de hacer todo lo que le propongan, le iba a terminar llevando a la perdición y, efectivamente, Roxy tenía razón. Como siempre. Porque ahora que empezaba a adentrarse cada vez más en ese gran laberinto se iba sintiendo más y más perdido, aunque no quería reconocérselo a sí mismo, estaba algo asustado.

Tomó aire y siguió caminando hacia delante. ¿Por qué lado había llegado hasta allí? ¿Por la derecha? ¿Por la izquierda? Fred hizo una mueca y frunció el ceño buscando algo que le resultase familiar pero allí no encontró absolutamente nada que distinguiera una salida de otra. Se estremeció cuando una brisa de aire fresco le rozó la nuca y después negó enérgicamente, dándose valor a sí mismo y sonriendo a la nada. Metió sus manos en los bolsillos y empezó a silbar, silbar siempre le había tranquilizado y le ayudaba a pensar con claridad. Llegó a una especie de claro donde había tres bancos, se sentó en el que estaba en medio y miró hacia el cielo, preguntándose si sabría volver. Después borró esa pregunta de su mente y se limitó a disfrutar del momento ¿Estaría en el centro del laberinto?

Fue entonces cuando escuchó un ruido, un ruido de pasos que caminaban apresuradamente hacia su posición, sacó su varita por si acaso tenía que defenderse u ocultarse. Si los profesores le pillaban allí se metería en problemas y su padre le había advertido que como volviera a tener que ir al Colegio a defender sus "aventuras" se quedaría sin descuentos en "Sortilegios Weasley" y, además, le obligaría a pasar dos o tres horas en la biblioteca a diario ¡A diario! Menuda tortura para el joven. Miró a su alrededor buscando de dónde provenían dichos pasos y se puso en pie-¿Hola?-Saludó dudoso, esperando una respuesta que revelara la posición del posible rival.

por **Meghan Ahman** Miér Mayo 21, 2014 11:09 am

A ella le encantaba, como a nadie más, perderse en aquel lugar. Siempre llevaba algún objeto que pudiera hechizar para que la guiara a la salida, y el libro que estuviera leyendo, y con eso iba feliz. Paseaba entre las densas matas de vegetación y se internaba casi siempre hasta el mismo punto, había una zona donde confluían varios pasillos y formaba un semicírculo. Y ahí, lejos del resto de la escuela, leía hasta perderse en algún otro mundo fantástico, hacía las tareas o simplemente planeaba algo con alguno de sus amigos. Ese lugar, donde tan fácil era perderse, a ella siempre le ayudaba a encontrarse, de algún modo.

Pero ese día su tranquilidad y lejanía con el resto del mundo se vio interrumpida. No sabía de donde venía ese sonido, pero no estaba sola, y su mente curiosa le jugaba una mala broma “ve a ver quien ha llegado”, normalmente habría ignorado cualquier otra presencia, había veces que parejas iban allí para estar solos, para besarse en un lugar donde no fueran visto. Esa gente le asqueaba, la molestaban con sus risitas y ruidos varios pero claro, ese día no era eso lo que estaba oyendo, si no un silbido, algo raro en ese lugar. Se puso en pie y trató de guiarse por su oído, había guardado el libro en su mochila y avanzaba con cautela, tratando de no despertar a ningún bicho que habitara en los matorrales que formaban el laberinto.

-¡Hola! - respondió animada. Había terminado por hacer el último trecho a paso ligero, realmente había dejado de oír el silbido y no quería olvidar de donde provenía, por eso fue que se aceleró un poco. Y al oír como él saludaba se asomó. Reconocía aquella voz, y aunque solía ir allí para estar solo no iba a hacer por esconderse de él, ese chico le fascinaba - ¿qué haces por aquí? Es raro ver a gente... sola en el laberinto.

Habló divertida y tranquila, aún cuando por culpa de ir a buscarlo había perdido la orientación y le costaría bastante salir de ahí de nuevo. Pero... no podía evitar ser así de alegre cuando se trataba de ver a Fred, de algún modo el desparpajo le reboscaba cuando de él se trataba.

Y decían que no lo haría {Meghan}

Y decían que no lo haría {Meghan}

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