Acaso estoy en problemas? [con Bernadette]

Eran alrededor de las tres de la tarde, mi período libre del día había comenzado, no sería hasta la noche en la que tendría la clase de Astronomía, la verdad es que me aprecía aburrida pero que mas da, era una clase que tenía que tomar y no faltar tanto, si bien ese era mi primer pensamiento, siempre que me llegaban noticias de una nueva clase, esta vez no faltaría o tal vez si? A veces nos ponemos a dar tantas vueltas que terminamos haciendo lo que no se debe o solo... no debíamos de realizar eso que se nos había pedido.

La sala de desafíos era uno de esos lugares en los que mas me agradaba estar, mas si se presentaba algo interesante, un duelo quizas. Si bien no era el mejor duelista de Hogwarts, sabía como defenderme y si alguien me retaba no me hecharía para atrás, al contrario, le haría frente y no me hecharía para atrás. No soy de los mas valientes, eso se lo dejo a los Gryffindor, que hacen alardeo de lo valientes que son, yo solo creo que son arrogantes y no saben jugar el juego.

Entré en la habitación, se veía hermosa como siempre, llena de cuadros de grandes magos que siempre solían ganar en duelos, aquellos que no le temían a los desafiós, guerreros natos que no decían que no ante una propuesta. Me sentía gusto estando en ese lugar, mi familia es de armas tomar, son de aquellas personas a las que no se les puede decir fácilmente las cosas, al contrario, hay que saber tratarlas, porque no les agradan los juegos y las vueltas.

Tomé un pequeño trofeo que se encontraba en una de las vitrinas, obviamente la abrí, sabía que eso no estaba bien, que eso me podría traer consecuencias, pero es como si ese trofeo me estuviera llamando y me pidiera que lo agarre, que necesitaba tenerlo cerca, en mis manos. De pronto se escuchó la puerta abrirse, me dí la vuelta y miré a mi alrededor, una joven sin uniforme, de cabellos rubios y ojos penetrantes, me estaba mirando...

La tarde transcurría tranquila y sin mayores incidentes en tanto que Bernadette realizaba su ronda del día. Caminaba cada piso del castillo, tres veces por día, de cabo a rabo, supervisando lugares que consideraba sospechosos cuando lo creyese conveniente, y pasaba de algunos otros lugares siempre que le tocaba hacer la ronda. Caminaba ensimismada, pensando en volver a casa, servirse una taza de chocolate caliente, y sentarse frente a su pequeña chimenea a leer un libro.

La estancia en Hogwarts no era mala, de hecho le agradaba bastante. La atención era excelente, las instalaciones de primera, como siempre habían sido a lo largo de los años de historia que el castillo . Todo mundo la trataba bien, amablemente. Los alumnos, algunos, la miraban con admiración, otros, con deseo (esto, solo los más grandes). Pero absolutamente ninguno de los estudiantes le habían dirigido la palabra. Entre el cuerpo de profesores era aun peor. Todos ellos parecían tener un palo en el culo, de lo estirados y formales que eran cuando trataban a la auror, y eso la ponía a ella de los nervios y la hacía pensar en querer escapar de la habitación donde se encontraba alguno de ellos inmediatamente.

Con estos pensamientos en mente, y volviendo a la realidad, Bernadette se dió cuenta de que ya estaba en el cuarto piso. Miró a ambos lados del pasillo, como para serciorarse de que estaba todo en orden cuando, al final del pasillo, divisó una puerta semiabierta. Conforme se iba acercando, pudo recordar que se trataba de la sala de trofeos y frunció el ceño.

Abrió la puerta lentamente, pero aun así un corto y simple rechinar delató su entrada en el lugar. Pero verdaderamente no le importó aquello, sino que su mente se hallaba concentrada en un joven, estudiante de la casa de Slytherin, que se encontraba sosteniendo entre sus manos uno de los valiosos trofeos de Hogwarts.

Su ceño se profundizó un poco más, mirando del trofeo al chico y luego desplazando la mirada por la habitación. No había ningún tipo de destrozos y eso hizo que Bernadette se calmara ligeramente, pero aun le molestaba que ese chico tuviera el trofeo en las manos -Hey, deja eso en su lugar- dijo ella en voz alta y autoritaria, carente de toda amabilidad o sensibilidad y miró expectante al muchacho.

Una joven rubia, de ojos un tanto intimidantes, me miraba, al entrar al lugar, la sala de desafíos. Parece que no le gustaba que tuviera en mis manos algo preciado del lugar pero para mi no estaba haciendo nada malo, al contrario el tener algo en las manos para poder verlo de mas cerca no le hacía mal a nadie, no entendía porque se exasperaba de esa manera, tal vez si hubiera tirado un par de cosas o revuelto el lugar la comprendería pero... vamos era solo una insignificante trofeo de un duelo ganado por un Ravenclaw, osea... ni siquiera lo estaba profanando.

-Oye- le dije mientras la miraba con la misma mirada que ella, no le iba a tener miedo, al contrario me mostraría de una manera que no me rebajaría ante su tono de voz o algo por el estilo -Tan solo lo estoy viendo, nada mas, no lo voy a romper, aunque podría hacerlo- dije mientras miraba el pequeño trofeo en mis manos, lo recorría con la mirada y movía en mis manos -No te gustaría verlo ams de cerca?- le pregunté mientras volvía mi mirada hasta la de la rubia parada cerca de la puerta.

Recordó sobre una charla que había tenido con su jefe de casa, en la cual se les informó a todo el alumnado de Slytherin, que tendríamos la visita de un auror en el castillo, pero jamás me imaginé que enviarían a una chica, y menos a alguien que parecía tan joven para ese puesto, acaso estaría preparada por si aparecía algo en especial dentro del castillo? no parecía ser una persona débil, pero vamos, es uan mujer, joven... no se, no me convencía del todo -Tu eres la joven auror que envío el Ministerio pra protegernos?- preguntó en un tono sarcástico ya que al decir que era para protegernos, ni él se lo creyó...